Uno no puede pedir a un Banco Central que haga más de lo que puede sin que haya nefastas consecuencias”, Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal en el período 1987-2006.
Alan Greenspan, el ex presidente de la Reserva Federal, quien no se había percatado de los riesgoso que era todo lo que estaba ocurriendo en el mercado de hipotecas subprime alimentado por el contexto de alta liquidez que la Fed había permitido, ha lanzado una advertencia sobre los riesgos inflacionarios que sufre la economía estadounidense, luego del extenso período que lleva realizando la actual política monetaria laxa.
No son tiempos tranquilos para la Fed. Ben Bernanke se ha encontrado con muchos más problemas que los imaginados cuando asumió al frente de la entidad rectora de la política monetaria estadounidense. Y para colmo de males, ha tenido (y tendrá), que pagar por los errores cometidos en el pasado por parte de las autoridades de la Fed, entre ellas, del propio Alan Greenspan.
En este sentido, a modo de castigo por los errores cometidos, el pasado viernes, la Cámara de Representantes aprobó una legislación de reforma financiera, que incluye una disposición que permite a una agencia de control del Congreso auditar las operaciones de política monetaria de la Fed.
La creencia acerca que la Fed no ha hecho todo lo que podía para evitar la crisis y su impacto en el crecimiento económico, además de las responsabilidades que se le asignan a la autoridad monetaria en el surgimiento de la burbuja especulativa en el mercado inmobiliario estadounidense, han hecho que desde el Congreso se decida tener un mayor control de las acciones de la política monetaria.
La ley aprobada por el Congreso estadounidense no fue bien recibida por el actual titular de la Reserva ya que limitará su accionar en momentos en los que se requiere de una alta capacidad de acción para enfrentar posibles situaciones de estrés.
El ex titular de la Reserva Federal, Alan Greenspan, al advertir sobre los riesgos inflacionarios que amenazan a la economía, lo hacía en medio de un discurso en el que buscaba defender lo actuado por la entidad en el último tiempo, como una manera también de defender su gestión y de dejarle un claro mensaje a los congresistas de que mejor no se pudo haber actuado, por lo que un mayor control por parte del Congreso carecería de razón de ser.
Para Greenspan, la Fed ha llegado a su límite para impulsar el empleo. Un esfuerzo mayor implicaría mayores consecuencias negativas que resultados positivos. Y estas consecuencias negativas no sólo se traducirían en mayores presiones inflacionarias, sino también en nuevas situaciones de burbujas en precios de los activos que podrían herir de muerte al sistema financiero estadounidense y a la poca confianza que existe en torno al mismo.
“Recuerden, la demanda de préstamos ha sido muy floja porque los negocios están liquidando muy fuertemente los inventarios. Eso se está deteniendo y cuando eso ocurra la demanda de préstamos volverá y las presiones por tasa de interés de corto plazo empezarán a crecer”, decía Greenspan. Si el crédito se llegara a reactivar repentinamente, situación con baja probabilidad de ocurrencia, la demanda interna experimentaría un shock brusco que tendría como respuesta un salto en los precios internos de la economía.
El titular de la Fed, no cree que la economía estadounidense tenga tanta fuerza como para generar preocupaciones inflacionarias. Por convencimiento propio o porque no quiere actuar como aguafiestas, Bernanke no ve un contexto de crecientes presiones inflacionarias y es por este motivo que ya anticipó que seguirá con la política de bajas tasas por algún tiempo más, pero estando alertas: “Aunque seguiremos vigilando la inflación de cerca, esta parece mantenerse controlada por algún tiempo”.
Alan Greenspan ya dio su alerta. Desde la Fed no se evidencian grandes preocupaciones, pero la posibilidad del surgimiento de fuertes presiones inflacionarias no debería de subestimarse por los elevados costos que pueden implicar. La escalada inflacionaria puede acelerar el final del liderazgo mundial del dólar como divisa de reserva.
Las consecuencias de una escalada inflacionaria en los Estados Unidos no solamente afectarían a la economía americana, sino también tendría consecuencias para el resto de las economías, en especial, en aquellas más vinculadas con la economía estadounidense.
Es que el aumento de las presiones inflacionarias puede generar un efecto similar en las economías dolarizadas como lo es la economía ecuatoriana o en aquellas economías cuyas monedas se mantienen vinculadas al dólar estadounidense bajo sistemas monetarios de tipo de cambio fijo.
La “importación de inflación” que han sufrido en medio de la crisis, las economías petroleras de medio oriente por poseer sus paridades cambiarias fijas respecto al dólar estadounidense, las ha llevado a evaluar seriamente el abandono del dólar estadounidense como moneda de vinculación para pasar a una canasta de divisas. De hecho, Kuwait abandonó su sistema de tipo de cambio fijo con respecto al dólar.
Parece ser que la decisión de la Fed es asumir los riesgos que implican una escalada inflacionaria para lograr el objetivo de recuperación de la economía. Estos riesgos no son menores ya que pueden poner en peligro no solamente aquella recuperación económica que está justificando la actual política monetaria, sino también puede dañar la estabilidad de un sistema financiero (ya que afectaría al diferencial de tasas de interés), que no está en buena forma para recibir nuevos shocks negativos.
Nos encontraremos nuevamente mañana,
Horacio Pozzo
Alan Greenspan, el ex presidente de la Reserva Federal, quien no se había percatado de los riesgoso que era todo lo que estaba ocurriendo en el mercado de hipotecas subprime alimentado por el contexto de alta liquidez que la Fed había permitido, ha lanzado una advertencia sobre los riesgos inflacionarios que sufre la economía estadounidense, luego del extenso período que lleva realizando la actual política monetaria laxa.
No son tiempos tranquilos para la Fed. Ben Bernanke se ha encontrado con muchos más problemas que los imaginados cuando asumió al frente de la entidad rectora de la política monetaria estadounidense. Y para colmo de males, ha tenido (y tendrá), que pagar por los errores cometidos en el pasado por parte de las autoridades de la Fed, entre ellas, del propio Alan Greenspan.
En este sentido, a modo de castigo por los errores cometidos, el pasado viernes, la Cámara de Representantes aprobó una legislación de reforma financiera, que incluye una disposición que permite a una agencia de control del Congreso auditar las operaciones de política monetaria de la Fed.
La creencia acerca que la Fed no ha hecho todo lo que podía para evitar la crisis y su impacto en el crecimiento económico, además de las responsabilidades que se le asignan a la autoridad monetaria en el surgimiento de la burbuja especulativa en el mercado inmobiliario estadounidense, han hecho que desde el Congreso se decida tener un mayor control de las acciones de la política monetaria.
La ley aprobada por el Congreso estadounidense no fue bien recibida por el actual titular de la Reserva ya que limitará su accionar en momentos en los que se requiere de una alta capacidad de acción para enfrentar posibles situaciones de estrés.
El ex titular de la Reserva Federal, Alan Greenspan, al advertir sobre los riesgos inflacionarios que amenazan a la economía, lo hacía en medio de un discurso en el que buscaba defender lo actuado por la entidad en el último tiempo, como una manera también de defender su gestión y de dejarle un claro mensaje a los congresistas de que mejor no se pudo haber actuado, por lo que un mayor control por parte del Congreso carecería de razón de ser.
Para Greenspan, la Fed ha llegado a su límite para impulsar el empleo. Un esfuerzo mayor implicaría mayores consecuencias negativas que resultados positivos. Y estas consecuencias negativas no sólo se traducirían en mayores presiones inflacionarias, sino también en nuevas situaciones de burbujas en precios de los activos que podrían herir de muerte al sistema financiero estadounidense y a la poca confianza que existe en torno al mismo.
“Recuerden, la demanda de préstamos ha sido muy floja porque los negocios están liquidando muy fuertemente los inventarios. Eso se está deteniendo y cuando eso ocurra la demanda de préstamos volverá y las presiones por tasa de interés de corto plazo empezarán a crecer”, decía Greenspan. Si el crédito se llegara a reactivar repentinamente, situación con baja probabilidad de ocurrencia, la demanda interna experimentaría un shock brusco que tendría como respuesta un salto en los precios internos de la economía.
El titular de la Fed, no cree que la economía estadounidense tenga tanta fuerza como para generar preocupaciones inflacionarias. Por convencimiento propio o porque no quiere actuar como aguafiestas, Bernanke no ve un contexto de crecientes presiones inflacionarias y es por este motivo que ya anticipó que seguirá con la política de bajas tasas por algún tiempo más, pero estando alertas: “Aunque seguiremos vigilando la inflación de cerca, esta parece mantenerse controlada por algún tiempo”.
Alan Greenspan ya dio su alerta. Desde la Fed no se evidencian grandes preocupaciones, pero la posibilidad del surgimiento de fuertes presiones inflacionarias no debería de subestimarse por los elevados costos que pueden implicar. La escalada inflacionaria puede acelerar el final del liderazgo mundial del dólar como divisa de reserva.
Las consecuencias de una escalada inflacionaria en los Estados Unidos no solamente afectarían a la economía americana, sino también tendría consecuencias para el resto de las economías, en especial, en aquellas más vinculadas con la economía estadounidense.
Es que el aumento de las presiones inflacionarias puede generar un efecto similar en las economías dolarizadas como lo es la economía ecuatoriana o en aquellas economías cuyas monedas se mantienen vinculadas al dólar estadounidense bajo sistemas monetarios de tipo de cambio fijo.
La “importación de inflación” que han sufrido en medio de la crisis, las economías petroleras de medio oriente por poseer sus paridades cambiarias fijas respecto al dólar estadounidense, las ha llevado a evaluar seriamente el abandono del dólar estadounidense como moneda de vinculación para pasar a una canasta de divisas. De hecho, Kuwait abandonó su sistema de tipo de cambio fijo con respecto al dólar.
Parece ser que la decisión de la Fed es asumir los riesgos que implican una escalada inflacionaria para lograr el objetivo de recuperación de la economía. Estos riesgos no son menores ya que pueden poner en peligro no solamente aquella recuperación económica que está justificando la actual política monetaria, sino también puede dañar la estabilidad de un sistema financiero (ya que afectaría al diferencial de tasas de interés), que no está en buena forma para recibir nuevos shocks negativos.
Nos encontraremos nuevamente mañana,
Horacio Pozzo