Patricia Souza
Tokio, 11 sep (EFE).- La economía japonesa creció un 2,3 por
ciento a ritmo anual entre abril y junio, menos de lo estimado
inicialmente, entre varios signos de que la recuperación de la
segunda economía del mundo es todavía frágil.
El Gobierno nipón revisó hoy a la baja el incremento del Producto
Interior Bruto (PIB) durante el segundo trimestre a un ritmo anual
más lento que el 3,7 por ciento anunciado en agosto, aunque Japón
sigue fuera de la recesión que lo atenazó un año entero.
Con respecto al trimestre anterior, el crecimiento del PIB de la
segunda potencia económica mundial entre abril y junio fue de apenas
seis décimas, frente al 0,9 por ciento estimado en agosto.
La caída de la inversión de capital en un 4,8 por ciento frente
al anterior trimestre -en vez del 4,3 por ciento anunciado antes-
fue una de las causas de esa revisión a la baja, pues entre abril y
junio las exportaciones japonesas crecieron un 6,4 por ciento, una
décima más de lo inicialmente previsto.
La otra razón fue el descenso de los inventarios en un 0,8 por
ciento, frente a la caída del 0,5 por ciento anunciado en agosto.
El gasto de los consumidores, que supone el 55 por ciento del PIB
de la segunda economía del mundo, aumentó un 0,7 por ciento en el
trimestre anterior, una décima menos de lo estimado previamente.
En todo caso, Japón logró en el segundo trimestre del año salir
de su recesión más profunda desde el fin de la II Guerra Mundial,
que se prolongó durante los doce meses anteriores, gracias al
repunte de las exportaciones y los planes de estímulo del Gobierno.
La revisión a la baja del PIB es un jarro de agua fría para el
futuro Gobierno de Yukio Hatoyama, líder del Partido Democrático
(PD), que asumirá el poder el próximo miércoles con una política más
a la izquierda que la que ha mantenido el PLD, ligado durante
décadas al tejido empresarial nipón.
Es un nuevo signo de que la recuperación de la economía japonesa
podría no estar consolidada y no ser sostenible, como alertan muchos
analistas.
Ese PIB lento se une además a otros datos correspondientes al mes
de julio, posterior al trimestre reportado por el Gobierno, que
parecen darles la razón.
El desempleo se situó en el 5,7 por ciento, su mayor índice desde
el final de la II Guerra Mundial, la deflación alcanzó el récord del
2,2 por ciento, el consumo de los hogares cayó un 2 por ciento y las
exportaciones se redujeron el 37,6 por ciento, aspecto preocupante
para una economía que se apoya mucho en sus ventas al exterior.
La producción industrial, después de cuatro meses de aumentos
considerables, subió en julio en Japón sólo el 1,9 por ciento
respecto al mes anterior, pero descendió un 22,9 por ciento si se
tiene en cuenta el mismo período de 2008 por la crisis global.
Además, esta misma semana se supo que los pedidos de maquinaria
cayeron un 9,3 por ciento en julio respecto al mes anterior, su
nivel más bajo desde abril de 1987.
A pesar de los indicios de recuperación de los mercados
extranjeros, las pérdidas o las caídas del beneficio neto de las
empresas japonesas en el segundo trimestre del año las han obligado
a limitar sus inversiones, lo que motivó un descenso de pedidos.
Los pedidos de maquinaria se consideran un indicador del gasto de
capital de las empresas japonesas para los seis meses siguientes.
El todavía ministro de Economía, Yoshimasa Hayashi, estimó hoy
que "hay todavía nubes" sobre una economía japonesa que hace frente
a una "prueba crucial", aunque estimó que sigue en vías de
recuperación. EFE
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