Xavier Fontdeglòria
Pekín, 5 mar (EFE).- Los objetivos económicos dados a conocer hoy por el Gobierno chino para 2013, entre ellos un aumento del 7,5 por ciento del PIB, suponen unas metas menos ambiciosas que en años pasados por la inestabilidad de la economía mundial y los retos de cambio de su modelo económico.
En el marco de la primera sesión de la Asamblea Nacional Popular China (ANP), el primer ministro, Wen Jiabao, condicionó este crecimiento a la expansión del consumo interno del país, después de que el país asiático haya crecido hasta ahora gracias a sus exportaciones y a las enormes inversiones estatales.
"Tenemos que asumir con toda firmeza la ampliación de la demanda interna como directriz estratégica para el desarrollo económico", precisó Wen ante los casi 3.000 delegados del organismo.
La debilidad de la demanda externa y el aumento de los costes laborales ponen en jaque la supremacía del país asiático como el gran exportador mundial.
Por otro lado, el excesivo grado de inversión en activos fijos por parte del Gobierno (que llega al 50 por ciento del PIB) levanta suspicacias dentro y fuera del país por las ineficiencias que genera en varios sectores económicos.
Así, según apuntan los analistas, el auge del consumo interno se presenta como la única alternativa que asegura un crecimiento sólido del país en el futuro.
El primer ministro también ha fijado una objetivo máximo del 3,5 por ciento de inflación (en 2012 fue del 2,6 por ciento), una tasa de desempleo urbano que no supere el 4,6 por ciento (4,5 en los últimos estudios) y un crecimiento del comercio exterior cercano al 8 por ciento (6,2 en 2012).
Se trata pues, como aseguró Wen, de unos indicadores "que permitan mantener el equilibrio de la economía" y que, por otro lado, "puedan soportar el aumento de gasto del próximo año".
En este sentido, Pekín desgranó hoy la previsión presupuestaria para 2013, que incluye un aumento de un 9 por ciento de los gastos fiscales con respecto a la cifra del año 2012.
Sin embargo, y debido a las políticas de reestructuración tributaria llevadas a cabo en los últimos años, los ingresos fiscales subirán en una mayor medida, un 6,5 por ciento.
Para alimentar este aumento del gasto público se recurrirá a la deuda, algo que se prevé que incrementará el déficit del país en 400.000 millones de yuanes (64.247 millones de dólares, 49.252 millones de euros) a cierre de 2013.
A pesar del aumento, el déficit del país asiático se situará alrededor del 2 por ciento del PIB a finales de año -cerró 2012 en un 1,6 por ciento-, lejos del umbral de seguridad de Pekín, fijado en el 3 por ciento.
Este desequilibrio en las cuentas, que sumará un total de 1,2 billones de yuanes, se compensará entre los bonos emitidos por el Ejecutivo central (por valor de 850.000 millones de yuanes) y por los gobiernos locales (los 350.000 millones restantes).
En cuanto a las principales partidas de gasto -el documento solamente proporciona las cifras generales-, se observa un aumento en todas ellas, siendo la sanidad, con un 27,1 por ciento, el área cuya aportación crece más.
Le sigue la energía y medio ambiente (18,8 por ciento), seguridad social y empleo (13,9 por ciento), agricultura (12,8 por ciento), defensa (10,7 por ciento), ciencia y tecnología (10,4 por ciento), educación y cultura, deporte y medios de comunicación (ambos con 9,3 por ciento).
Además, seguridad pública (7,9 por ciento), vivienda (5,3 por ciento), servicios públicos (1,5 por ciento) y comunicación y transportes (0,1 por ciento).
En valor absoluto, las partidas con más recursos asignados son defensa, seguridad social y empleo, y agricultura.
En cuanto a infraestructuras, en 2013 China espera construir 5.200 kilómetros de vías férreas y 80.000 más de carreteras, así como 10 nuevos aeropuertos y 4,7 millones de viviendas de protección oficial.
Todos estos proyectos, sin embargo, se financiarán este año en parte gracias a las emisiones de deuda de las distintas administraciones, algo que, junto a la debilidad de la economía mundial, podría dificultar el equilibrio entre los ingresos y los gastos en 2013.
Con todo, y aun lejos de llegar a los niveles de algunos países europeos o de los Estados Unidos -que prevé un déficit del 7,3 por ciento del PIB en 2012-, China se enfrenta al desafío de que, en caso de no funcionar la apuesta por la demanda interna, deberá empezar a controlar estrictamente las nuevas deudas. EFE
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