Bruselas, 19 ago (EFE).- La llamada a boicotear los mejillones
holandeses puede agravar el conflicto entre la región belga de
Flandes y Holanda, que se desencadenó después de que las autoridades
holandesas suspendieron el dragado del estuario del río Escalda, que
separa ambos países y sirve de entrada al puerto belga de Amberes.
Los dos países vecinos acordaron en 2005 aumentar la profundidad
del estuario para permitir que los barcos de gran tamaño puedan
entrar de forma continua al puerto de Amberes, el segundo más
importante de Europa tras el holandés de Rotterdam, ya que ahora
sólo pueden hacerlo con marea alta.
Sin embargo, las labores en el lado holandés se pospusieron el
pasado 28 de julio tras las quejas de varios grupos ecologistas,
explicó hoy a Efe una portavoz del Ministerio holandés de
Transporte, Obras Públicas y Gestión del Agua.
La misma fuente señaló que el Ministerio de Medio Ambiente y
Agricultura entregará al Consejo de Estado, entidad que tomó la
decisión de retrasar los trabajos, una evaluación del impacto que
acarrearía hacer más profundo el estuario.
Hasta finales de este año, el Consejo no se pronunciará sobre si
suspende las obras de manera definitiva, agregó.
Por su parte, la diputada del partido liberal VLD en el
Parlamento flamenco y una de las precursora del boicot contra los
mejillones holandeses, Annick De Rider, dijo a Efe que el drenaje
del Escalda es necesario para que el puerto de Amberes "continúe
siendo el segundo más grande de Europa".
De Rider hizo hincapié en que las actividades vinculadas al
puerto de la ciudad generan el 10,4 del Producto Interior Bruto
(PIB) de la región de Flandes.
Por ello, junto a otros políticos de su partido decidió lanzar
esta semana un boicot contra los mejillones y las ostras de la
vecina región holandesa de Zeeland, de los que gran parte son
exportados a Bélgica, ya que son la base de uno de los platos más
tradicionales del país y más apreciados por los turistas: los
mejillones con patatas fritas.
La provincia holandesa trata cada día entre 40 y 50 toneladas de
mejillones, de los que en torno al 65% son exportados a Bélgica,
según los datos de la cadena de televisión belga RTL.
"La gente de Zeeland nos ha transmitido que entiende nuestro
enfado, pero nos ha pedido que 'no toquemos' los mejillones por lo
importantes que son para la economía de la región", aseguró la
diputada flamenca.
En cualquier caso, De Rider cree que el conflicto se desbloqueará
a través de las negociaciones entre ambas partes.
Además, espera que el Gobierno holandés apruebe antes de finales
de este año una ley de urgencia para anular la decisión del Consejo
de Estado.
"Si finalmente, las autoridades holandesas no rectifican su
decisión, nos planteamos diferentes acciones como presentar un
recurso ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea", apuntó.
En la misma línea, el máximo responsable del Puerto de Amberes,
Marc Van Peel, lamentó en un comunicado la "actitud" de Holanda que,
según él, ha provocado "la indignación colectiva".
No obstante, recalcó que "la autoridad portuaria de Amberes no
reclama una guerra económica contra Holanda".
Van Peel explicó que el puerto genera más de 180.000 puestos de
trabajo y que el drenaje del estuario del Esclada supondría una
ganancia para Flandes valorada entre 600 y 1.200 millones de euros.
Además, subrayó que las obras también beneficiarían a Holanda, ya
que el país obtendría un beneficio de entre 400 y 700 millones de
euros. EFE