La Habana, 2 ago (EFE).- La mayoría de los cubanos acogió con
escepticismo y resignación los nuevos recortes de gastos sociales
anunciados esta semana por el presidente del país, Raúl Castro, y
los disidentes advierten que el nivel de vida se reducirá de forma
muy peligrosa.
"No tenemos otra opción que aguantar lo que viene y tratar de
seguir sobreviviendo, como a lo largo de estos años", dijo a Efe
Eduardo, conductor de 35 años.
El general Castro redujo al 1,7% la previsión de crecimiento para
2009, en el segundo recorte de una meta inicial del 6%, y anunció
medidas "difíciles y nada gratas", justo tres años después de
suceder a su hermano Fidel, que no aparece en público desde julio de
2006.
"Demasiadas restricciones para un pueblo con necesidades
acumuladas desde hace muchos años", comentó Eduardo.
Las medidas incluyen recortes del consumo eléctrico, eliminación
de subsidios, merma de alimentos de la cartilla de racionamiento y
reducción de los gastos en salud y educación.
"Se dieron cuenta tarde de que parte de los alimentos que consume
este país pueden ser producidos por este país. Si dejaran que la
gente gestionara pequeños negocios (...) el golpe sería ahora
menor", afirmó Eduardo.
Cuba importa el 80% de los alimentos que consumen sus 11,3
millones de habitantes, mientras que por décadas abandonó la mitad
de sus tierras cultivables.
La maestra jubilada Esther Cañedo cree que las medidas "son
necesarias para que la gente se dé cuenta que no se debe derrochar",
y que "es una manera de formar a los más jóvenes en el orden y la
disciplina".
"Habrá que adaptarse a lo que venga, porque no creo que esta
situación será más fuerte que el período especial -la depresión que
sufrió Cuba al desplomarse la Unión Soviética-, cuando la escasez de
alimentos llegó a afectar la salud de los cubanos y pasamos por
aquellos apagones terribles", dijo Cañedo.
Miriam Leiva, co fundadora de las Damas de Blanco (familiares de
75 opositores apresados en 2003), opina que la situación "es muy
difícil, no solo económica, sino políticamente".
"No deseo ningún exabrupto social, pero están tensando demasiado
al pueblo", declaró Leiva a Efe y añadió: "La gente se va a sentir
muy presionada y es un momento muy peligroso, porque el Gobierno
pide sacrificio y lo que propone es represión. Han dilatado el
Congreso del Partido Comunista (...) porque no tienen respuestas".
Junto con los recortes, Castro anunció que ha pospuesto
indefinidamente el VI Congreso del gobernante Partido Comunista, del
que es segundo secretario (Fidel sigue siendo el primero).
El disidente Manuel Cuesta, del Arco Progresista, comentó que el
aplazamiento "tiene que ver mucho con la imposibilidad de realizar
un debate a fondo dentro del partido de cara a lo que muchos vamos
considerando la quiebra técnica del país".
"No parece el Gobierno estar en condiciones de debatir las
necesidades estratégicas al mismo tiempo que hace un reajuste (...)
Les obligaría a incorporar las opiniones, demandas y propuestas que
existen en la sociedad", añadió.
El economista Óscar Espinosa, uno de los 75 opositores apresados
en 2003, también indicó a Efe que los recortes "van a afectar el
nivel de vida de la población", que seguirá descendiendo "hasta que
se den cuenta de que se requieren urgentemente cambios estructurales
y de concepto".
"Mi temor es que si se siguen demorando, se puede llegar a una
situación económica y política incontrolable", advirtió.
Según Espinosa, "las reducciones al consumo de la población y la
electricidad afectarán el crecimiento (...) No se pude producir sin
electricidad. Es imposible que el PIB pueda crecer 1,7% este año".
Teresa Sánchez, ama de casa de 44 años, teme que sean multados
quienes gasten más energía.
"En el caso que decidan multar a los sobreconsumidores de
electricidad, yo invito a que vengan a mi casa, en un antiguo
garaje, para ver si se puede soportar este calor (...) La corriente
que gasto es por necesidad y no por derroche", explicó.
Por su parte, el disidente Oswaldo Payá, del Movimiento Cristiano
Liberación, señaló que el aplazamiento del Congreso "deja al pueblo
en el mismo escepticismo que si hubiesen anunciado que sí lo habrá,
porque ningún Congreso anterior trajo nada bueno para el pueblo, ni
libertad ni progreso".
"Quizás teman que los militantes del partido actúen más como
buenos cubanos fieles a nuestro pueblo y a nuestra patria que como
instrumentos para mantener un orden sin derechos y sin justicia",
agregó. EFE