Por Megan Rowling
MARRAKESH, Marruecos (Thomson Reuters Foundation) - Los desastres naturales tienen un impacto mucho más devastador en las personas pobres que lo que generalmente se piensa, pues lleva a 26 millones de personas al año a la pobreza e implica un gasto mundial en bienes y servicios equivalente a 530.000 millones de dólares al año, dijo el lunes el Banco Mundial.
El coste humano y económico de los desastre, como consecuencia de terremotos y fenómenos atmosféricos extremos, se ha subestimado hasta en un 60 por ciento, debido al desconocimiento de sus consecuencias sobre el consumo y el bienestar de los más pobres, según un estudio de la institución económica global.
"Los shocks climáticos graves amenazan con hacer retroceder décadas de progreso contra la pobreza", dijo en un comunicado el presidente del Grupo Banco Mundial, Jim Yong Kim. "Construir resiliencia a los desastres no solo tiene sentido desde un punto de vista económico, sino que también es un imperativo moral".
El principal autor del informe, Stephane Hallegatte, dijo que las personas pobres tienden a sufrir más en los desastres pues suelen vivir en lugares golpeados por estos con mayor frecuencia, y además pierden un porcentaje mayor de sus ingresos. Además, reciben menos ayuda de gobierno, de sus amigos y de sus familias, añadió.
El informe señala que una inundación o un terremoto pueden ser desastrosos para la gente pobre pero tener un impacto insignificante para la riqueza o la producción generales de un país si afecta a gente que prácticamente no tenga bienes o propiedades o que tenga un nivel muy bajo de ingresos.
Para estas personas, sin embargo, los desastres pueden tener efectos a largo plazo muy dañinos, tales como forzar a las familias a sacar a sus hijos de la escuela o gastar menos en atención sanitaria, añade.
Entre los hogares guatemaltecos que sufrieron el temporal Agatha en 2010, el consumo per cápita cayó en un 5,5 por ciento, lo cual hizo aumentar la pobreza al 4 por ciento, de acuerdo con una investigación citada por el informe.
"Abordar el cambio climático, los desastres naturales y la resiliencia es un componente importante de las políticas de reducción de la pobreza", dijo Hallegate a la Fundación Thomson Reuters.
Si el valor de los bienes amenazados por los desastres es el principal factor a la hora de planear cómo reducir riesgos, la mayoría del apoyo irá a los países y comunidades más ricos, dijo.
El objetivo del informe, que responde a la petición de los gobiernos, es ayudar a los estados a equilibrar los retornos de las inversiones haciéndose cargo de los pobres.
El Banco Mundial planea utilizar estas conclusiones para fomentar de manera generalizada el debate con los países sobre estas políticas y cómo gestionar los riesgos de manera generalizada.
La investigación también podría guiar a los países a la hora de poner en práctica sus planes de acción contra el cambio climático derivados del Acuerdo de París, que entró en vigor el pasado 4 de noviembre, dijo Hallegatte.
"Si seleccionamos las prioridades en base a nuestra forma de medir el impacto de los desastres naturales en el bienestar, no solo podremos gastar de manera eficiente, sino que además podremos ayudar a los más pobres", declaró.