César Muñoz Acebes
Pittsburgh (EEUU), 25 sep (EFE).- España presiona en la Cumbre
del G20, que concluye hoy, para evitar que la reforma del Fondo
Monetario Internacional (FMI) aumente el voto sólo de los países en
desarrollo y no refuerce también la representación española.
En la reunión, naciones como Brasil, China e India están haciendo
valer su nuevo peso en la economía mundial y su salida rápida de la
crisis para que la redistribución del poder en el FMI beneficie
únicamente a los países emergentes, es decir, a ellos en especial.
España, en cambio, está a favor de que los países que ahora están
sobre-representados en el Fondo traspasen peso a los
infra-representados, sin importar si los beneficiados son países en
desarrollo o avanzados, según dijo a Efe una fuente de la
delegación, que pidió no ser identificada.
"Lo que no aceptamos es que ese peso sólo lo puedan ganar países
en desarrollo infra-representados", afirmó el funcionario, que
reveló que España cuenta con el respaldo del resto de Europa en su
demanda.
La decisión final se conocerá al término de la reunión, sobre las
20,30 GMT de hoy.
En el último borrador de la declaración final, al que tuvo hoy
acceso Efe, el G-20 dice respaldar la transferencia de "al menos un
5 por ciento del voto" de los países con una representación excesiva
"a los mercados emergentes dinámicos y a países en desarrollo" para
enero de 2011.
Esta declaración dejaría fuera a España, que se había planteado
el aumento de su poder en el FMI como uno de sus objetivos de cara a
la cumbre.
Por ello, presiona in extremis para que se cambie el lenguaje del
comunicado y que se abogue por un incremento del voto simplemente de
las naciones "dinámicas", revelaron a Efe otras fuentes de dos
gobiernos, que pidieron no ser identificadas.
España contaba en 2008 con un Producto Interno Bruto (PIB) de 1,6
billones de dólares, a precios de mercado, lo que equivale al 2,6
por ciento de la economía mundial. En cambio, su poder de voto en el
FMI no llega al 1,4 por ciento.
Esa disparidad se debe a que España ha crecido a un ritmo mayor
que la media mundial tras su integración al organismo en 1956,
mientras que su representación en el FMI apenas se ha ajustado para
reflejar ese avance.
Por otro lado, países europeos pequeños como Bélgica y Suiza
están sobre-representados, dado que la fórmula que crearon los
vencedores de la Segunda Guerra Mundial para dividirse el poder en
el Fondo da un peso especial a la apertura económica, y son por ello
los que más tienen que perder con la reforma.
Brasil, China, India y Rusia han reclamado una transferencia del
7 por ciento del voto, mientras que Estados Unidos había propuesto
limitarla a un 5 por ciento, idea que ha ganado fuerza en la cumbre.
Washington no perdería poder con la reforma, puesto que en
realidad también está infra-representado: su Producto Interno Bruto
(PIB) a precios de mercado superaba en el 2008 el 23 por ciento de
la economía mundial y su poder de voto en el FMI ronda tan sólo el
17 por ciento.
Ese porcentaje le da, sin embargo, el derecho de veto de las
decisiones más importantes, que requieren una mayoría del 85 por
ciento.
En este contexto, Washington se ha erigido como el principal
aliado de los países emergentes grandes para darles más poder en los
organismos económicos mundiales.
Su decisión de potenciar el G-20, en detrimento del G-8,
anunciada hoy, también es una forma de reconocer su nuevo peso en el
mundo.
El gobierno del presidente Barack Obama presiona a Europa para
que ceda poder en el FMI no sólo en términos de voto, sino de su
representación en el Consejo Ejecutivo, que es el órgano que toma
las direcciones del día a día.
Actualmente los países de la Unión Europea designan o tienen gran
influencia en el nombramiento de los ocupantes de 10 de las 24
sillas y Estados Unidos ha pedido en la cumbre del G-20 que
renuncien a algunas de ellas.
Sin embargo, en ese punto Europa por ahora no ha dado su brazo a
torcer y el borrador del comunicado incluye sólo una afirmación vaga
de que el debate sobre la reforma del FMI también abordará "el
tamaño y la composición" del Consejo Ejecutivo.
España actualmente comparte una silla en ese órgano con México y
otros países latinoamericanos más pequeños.
La transferencia del 5 por ciento del voto sería la reforma más
profunda del FMI desde su fundación y podría hacer que China gane
más poder que Francia y Reino Unido.
España puja por no quedarse de lado en un organismo al que la
crisis ha traído recursos adicionales de 500.000 millones de dólares
y papel central en la redefinición del sistema financiero mundial.
EFE