Sin dudas, esto representa una muy buena noticia para ellos ya que les permite limpiar sus balances y recuperar la solidez perdida por efecto de la crisis.
Según estimaciones del organismo de supervisión bancaria de Alemania, Bafin, el volumen de activos tóxicos alcanzaría los 200.000 millones de euros. Sin dudas un volumen para nada despreciable que evidencia lo complicado que se encontraban las entidades bancarias del país a consecuencia de la crisis.
Está claro que no es la intención del gobierno alemán, darle una mano a entidades que han cometido desbordes en su comportamiento frente al riesgo. El interés por sanearlas radica en lograr que las mismas puedan volver a generar crédito lo más prontamente posible para de este modo, apuntalar la recuperación económica de Alemania.
Este modelo de saneamiento es voluntario, ya que las entidades pueden optar o no por acogerse al mismo. En el modelo, activos tóxicos serán congelados en los nuevos organismos creados para absorberlos durante un periodo máximo de 20 años. Por otra parte, antes de sacarlos de sus balances, los bancos deberán restar el 10% de su valor contable. Es que lo que se pretende es que las entidades bancarias asuman al menos parte de la responsabilidad que les cabe por las pérdidas ocasionadas.