Desde que estalló el mercado de hipotecas subprime en los Estados Unidos, en varias oportunidades muchos han pensado que la crisis había llegado a su fin y que el comienzo de la recuperación se iniciaba sin mayores riesgos de interrupción.
A pesar de estas esperanzas con débiles fundamentos, la realidad nos ha sorprendido en más de una ocasión y nos ha hecho comprender que la crisis aún se encuentra lejos de llegar a su fin. Incluso es incierto aún evaluar en qué etapa de la crisis nos encontramos ya que esta crisis no es similar a las anteriores.
Lo sucedido con la calificación crediticia de la deuda pública de Grecia, por parte de la calificadora Fitch Ratings el pasado martes, ha encendido una nueva luz de alerta y ha golpeado a la eurozona. Más allá que el ministro de Economía griego, Giorgos Papaconstantinos, se ha esforzado en aclarar que su país “no será una nueva Islandia”, la decisión de Fitch ha golpeado a la economía y a los mercados, y los temores de complicaciones financieras han crecido considerablemente. ¿Riesgo de contagio? Si, existen y mucho.
El deterioro en la situación y perspectivas económicas de la economía española ha determinado que en el día de ayer, otra calificadora, Standard and Poor’s rebajara la perspectiva de su deuda soberana a “negativa”. Ya en el mes de enero de 2009, la agencia de calificación le había retirado a España su calificación máxima de “AAA” para su deuda a largo plazo, a raíz de las malas condiciones económicas y financieras del país.
La deuda del sector privado de España es otro de los problemas serios que afecta no solamente al país europeo sino también al resto por las derivaciones que una posible crisis con foco en la deuda privada española, puede tener para el resto de las economías europeas. El total de deuda privada en España alcanzará para fines de 2009 al 177% del Producto Bruto Interno (PBI), español, un nivel de endeudamiento que genera un alto riesgo de ocurrencia de nuevos episodios de tensión en la economía además de limitar la capacidad del sector privado de obtener nuevo financiamiento para inversiones productivas.
Otra cuestión que preocupa a los mercados mundiales en estos momentos se relaciona con la situación de algunas economías emergentes que no muestran fundamentos macroeconómicos lo suficientemente sólidos y/o que están llevando a cabo políticas económicas inconsistentes en el mediano y largo plazo. Ello se ve reflejado, según manifiesta Manuel Lamas en un artículo para Libertad Digital, en la probabilidad de default que se les asigna a ciertas economías en desarrollo y que para los casos de Argentina, Croacia y Venezuela, supera el 50%.
Bancarrota parece ser la palabra que se seguirá escuchando con mayor frecuencia en los próximos meses. Pero esta vez, la palabra no estará asociada a grandes corporaciones sino directamente a países. “Los países no quiebran”, es una frase que se dice muy a menudo. La crisis financiera que estamos viviendo, desafiará al postulado mencionado, así como también ha desafiado aquel otro que decía “Demasiado grande para caer”. Esta caída de grandes mitos afecta la sensibilidad de los mercados porque son una clara señal que cualquier cosa puede ocurrir.
Otra enseñanza de la crisis parece ser que la línea divisoria entre países desarrollados y en desarrollo no siempre es demasiado clara. Antes de la crisis, estaba bien en claro que las economías desarrolladas eran sinónimo se seguridad y confianza en relación a la deuda emitida por ellas, mientras que las economías emergentes eran un claro sinónimo de riesgo e incertidumbre casi permanente.
La etapa que se inicia tiene a varias economías desarrolladas, con un alto riesgo de deterioro en la calificación de su deuda crediticia. Podemos pensar por caso en la situación de Gran Bretaña, la propia España y lógicamente, en los Estados Unidos. En el caso de Japón, no solamente su nivel de deuda ha alcanzado niveles más que preocupantes, sino también, su gobierno está tomando decisiones que por lo menos, se deben calificar como muy arriesgadas.
El gobierno japonés acaba de anunciar un nuevo plan de estímulo que alcanza al 1,5% del Producto Bruto Interno (PBI) del país, según da cuenta Reuters. El plan de estímulo se puede entender en la lógica necesidad de apuntalar la recuperación de la economía que resultó en el tercer trimestre, ser más débil que lo anunciado en un principio. Pero por otra parte, el plan de estímulo aumentará el déficit fiscal y esta no es una buena noticia para una economía cuyo nivel de deuda pública
Una gran parte del mundo emergente inicia esta etapa con una histórica solidez desde el punto de vista macroeconómico. Sin embargo, la historia amenaza con castigarlo en caso que las turbulencias y la incertidumbre retornen a los mercados ¿Cómo puede afectar al crecimiento de las economías latinoamericanas, la volatilidad cambiaria que la alteración en los flujos de capitales puede provocar?
La economía brasileña es la economía latinoamericana de referencia (pero no la única) a la hora de analizar el impacto de los flujos de capitales sobre el tipo de cambio. La moneda brasileña ha pasado de estar apreciada fuertemente a una drástica depreciación en poco tiempo, retornando, en lo que va del año, a niveles de apreciación que dañan la competitividad de la economía y que ha hecho que el gobierno de Lula tome una medida concreta para frenar tan fuerte flujo de capitales hacia el país.
Pero una nueva alteración en el contexto internacional, con significativa probabilidad de ocurrencia según los últimos acontecimientos, puede revertir la dinámica del real brasileño que si bien le permitiría al sector industrial recuperar competitividad, no incentivará mayores inversiones apostando por los mercados externos. La incertidumbre que se ha generado en varias de las economías latinoamericanas (y en especial en Brasil), acerca de la dinámica cambiaria, hace difícil evaluar con precisión proyectos de inversión para ser llevados a cabo.
La crisis financiera internacional no deja ver con claridad en qué etapa de la misma nos encontramos. Los numerosos riesgos que varias de las economías desarrolladas presentan, nos hacen pensar que el fin de la crisis puede estar aún bastante lejos.
Las turbulencias en los mercados financieros globales amenazan la rentabilidad de los inversores. ¿La mejor estrategia es retornar a los activos seguros? No necesariamente. Paola Pecora está evitando las turbulencias de los mercados y a través de sus recomendaciones en Valor Global está generándoles importantes beneficios a los suscriptores que confían en ella.Más detalles aquí.
Nos encontraremos nuevamente mañana,
Horacio Pozzo
A pesar de estas esperanzas con débiles fundamentos, la realidad nos ha sorprendido en más de una ocasión y nos ha hecho comprender que la crisis aún se encuentra lejos de llegar a su fin. Incluso es incierto aún evaluar en qué etapa de la crisis nos encontramos ya que esta crisis no es similar a las anteriores.
Lo sucedido con la calificación crediticia de la deuda pública de Grecia, por parte de la calificadora Fitch Ratings el pasado martes, ha encendido una nueva luz de alerta y ha golpeado a la eurozona. Más allá que el ministro de Economía griego, Giorgos Papaconstantinos, se ha esforzado en aclarar que su país “no será una nueva Islandia”, la decisión de Fitch ha golpeado a la economía y a los mercados, y los temores de complicaciones financieras han crecido considerablemente. ¿Riesgo de contagio? Si, existen y mucho.
El deterioro en la situación y perspectivas económicas de la economía española ha determinado que en el día de ayer, otra calificadora, Standard and Poor’s rebajara la perspectiva de su deuda soberana a “negativa”. Ya en el mes de enero de 2009, la agencia de calificación le había retirado a España su calificación máxima de “AAA” para su deuda a largo plazo, a raíz de las malas condiciones económicas y financieras del país.
La deuda del sector privado de España es otro de los problemas serios que afecta no solamente al país europeo sino también al resto por las derivaciones que una posible crisis con foco en la deuda privada española, puede tener para el resto de las economías europeas. El total de deuda privada en España alcanzará para fines de 2009 al 177% del Producto Bruto Interno (PBI), español, un nivel de endeudamiento que genera un alto riesgo de ocurrencia de nuevos episodios de tensión en la economía además de limitar la capacidad del sector privado de obtener nuevo financiamiento para inversiones productivas.
Otra cuestión que preocupa a los mercados mundiales en estos momentos se relaciona con la situación de algunas economías emergentes que no muestran fundamentos macroeconómicos lo suficientemente sólidos y/o que están llevando a cabo políticas económicas inconsistentes en el mediano y largo plazo. Ello se ve reflejado, según manifiesta Manuel Lamas en un artículo para Libertad Digital, en la probabilidad de default que se les asigna a ciertas economías en desarrollo y que para los casos de Argentina, Croacia y Venezuela, supera el 50%.
Bancarrota parece ser la palabra que se seguirá escuchando con mayor frecuencia en los próximos meses. Pero esta vez, la palabra no estará asociada a grandes corporaciones sino directamente a países. “Los países no quiebran”, es una frase que se dice muy a menudo. La crisis financiera que estamos viviendo, desafiará al postulado mencionado, así como también ha desafiado aquel otro que decía “Demasiado grande para caer”. Esta caída de grandes mitos afecta la sensibilidad de los mercados porque son una clara señal que cualquier cosa puede ocurrir.
Otra enseñanza de la crisis parece ser que la línea divisoria entre países desarrollados y en desarrollo no siempre es demasiado clara. Antes de la crisis, estaba bien en claro que las economías desarrolladas eran sinónimo se seguridad y confianza en relación a la deuda emitida por ellas, mientras que las economías emergentes eran un claro sinónimo de riesgo e incertidumbre casi permanente.
La etapa que se inicia tiene a varias economías desarrolladas, con un alto riesgo de deterioro en la calificación de su deuda crediticia. Podemos pensar por caso en la situación de Gran Bretaña, la propia España y lógicamente, en los Estados Unidos. En el caso de Japón, no solamente su nivel de deuda ha alcanzado niveles más que preocupantes, sino también, su gobierno está tomando decisiones que por lo menos, se deben calificar como muy arriesgadas.
El gobierno japonés acaba de anunciar un nuevo plan de estímulo que alcanza al 1,5% del Producto Bruto Interno (PBI) del país, según da cuenta Reuters. El plan de estímulo se puede entender en la lógica necesidad de apuntalar la recuperación de la economía que resultó en el tercer trimestre, ser más débil que lo anunciado en un principio. Pero por otra parte, el plan de estímulo aumentará el déficit fiscal y esta no es una buena noticia para una economía cuyo nivel de deuda pública
Una gran parte del mundo emergente inicia esta etapa con una histórica solidez desde el punto de vista macroeconómico. Sin embargo, la historia amenaza con castigarlo en caso que las turbulencias y la incertidumbre retornen a los mercados ¿Cómo puede afectar al crecimiento de las economías latinoamericanas, la volatilidad cambiaria que la alteración en los flujos de capitales puede provocar?
La economía brasileña es la economía latinoamericana de referencia (pero no la única) a la hora de analizar el impacto de los flujos de capitales sobre el tipo de cambio. La moneda brasileña ha pasado de estar apreciada fuertemente a una drástica depreciación en poco tiempo, retornando, en lo que va del año, a niveles de apreciación que dañan la competitividad de la economía y que ha hecho que el gobierno de Lula tome una medida concreta para frenar tan fuerte flujo de capitales hacia el país.
Pero una nueva alteración en el contexto internacional, con significativa probabilidad de ocurrencia según los últimos acontecimientos, puede revertir la dinámica del real brasileño que si bien le permitiría al sector industrial recuperar competitividad, no incentivará mayores inversiones apostando por los mercados externos. La incertidumbre que se ha generado en varias de las economías latinoamericanas (y en especial en Brasil), acerca de la dinámica cambiaria, hace difícil evaluar con precisión proyectos de inversión para ser llevados a cabo.
La crisis financiera internacional no deja ver con claridad en qué etapa de la misma nos encontramos. Los numerosos riesgos que varias de las economías desarrolladas presentan, nos hacen pensar que el fin de la crisis puede estar aún bastante lejos.
Las turbulencias en los mercados financieros globales amenazan la rentabilidad de los inversores. ¿La mejor estrategia es retornar a los activos seguros? No necesariamente. Paola Pecora está evitando las turbulencias de los mercados y a través de sus recomendaciones en Valor Global está generándoles importantes beneficios a los suscriptores que confían en ella.Más detalles aquí.
Nos encontraremos nuevamente mañana,
Horacio Pozzo