Gotemburgo (Suecia), 1 oct (EFE).- Los países del euro están de
acuerdo en mantener las medidas extraordinarias de impulso económico
hasta 2011, cuando, si se confirma la recuperación, empezarán a
retirarlas de manera coordinada.
Esta decisión fue adoptada hoy por los ministros de Finanzas del
área (Eurogrupo) y respaldada por la Comisión Europea y el Banco
Central Europeo (BCE), durante un encuentro celebrado en Gotemburgo
(Suecia).
La mayoría de economías europeas, España incluida, están
registrando espectaculares incrementos de los déficit y deuda
públicos, como consecuencia de las cuantiosas ayudas al sector
financiero y del incremento del gasto para impulsar la actividad y
hacer frente al avance del paro.
Pese al evidente deterioro de las finanzas públicas -que llevará
en muchos casos a rebasar ampliamente los límites de déficit y deuda
establecidos por el Pacto de Estabilidad-, las autoridades son
conscientes de que una retirada a destiempo de los incentivos puede
poner en riesgo la recuperación.
Por eso, dada la fragilidad que todavía muestra la economía
europea, el Eurogrupo llegó hoy a la conclusión de que "no ha
llegado el momento de retirar los estímulos", según explicó al
término del encuentro el presidente de este foro informal, el primer
ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker.
"La situación económica, aunque está evolucionando positivamente,
sigue siendo frágil", agregó Juncker.
Según el mandatario luxemburgués, antes de empezar a poner coto a
los déficit hay que esperar a confirmar que la economía europea se
estabilizará en 2011.
Desde la Comisión Europea, el titular de Asuntos Económicos y
Monetarios, Joaquín Almunia, señaló que "hay que discutir ahora
(cómo poner fin a los estímulos de manera coordinada), pero el
momento de aplicarlo será cuando la recuperación esté más clara".
Esto sucederá, según el comisario, cuando el crecimiento se vea
de nuevo impulsado por la demanda interna y externa, sin apoyo de
medidas excepcionales como las que ahora están en vigor en la
mayoría de países.
Algo más estricto, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet,
recordó la importancia de una aplicación rigurosa de los principios
del Pacto de Estabilidad y afirmó que la senda de consolidación
presupuestaria deberá retomarse "a más tardar en 2011".
Respecto a la política monetaria, Trichet reseñó que la prioridad
del BCE sigue siendo garantizar la estabilidad de precios, algo que
por el momento no ve en riesgo.
También la vicepresidenta segunda del Gobierno español, Elena
Salgado, opinó que "2011 puede ser un buen año" para la supresión de
las iniciativas extraordinarias de reactivación, siempre que se
confirme el inicio de la recuperación, que situó en la segunda mitad
del año próximo.
Salgado dejó claro que la subida fiscal que acaba de aprobar el
Gobierno no contradice esta estrategia y recordó que hay más países
europeos que han decidido elevar los impuestos.
Por otra parte, tanto Juncker como Almunia incidieron en que las
medidas tendentes a sanear las arcas públicas, cuando finalmente se
adopten, tendrán que ir acompañadas de un impulso decidido a las
reformas estructurales, para elevar la capacidad de crecimiento -muy
mermada tras la recesión- y aumentar la resistencia de la economía
ante crisis futuras.
Dijeron, a este respecto, que el potencial de crecimiento del
área del euro ha caído con la crisis al entorno del 1 por ciento y
advirtieron de que, si no se toman medidas, no rebasará el 1,5 por
ciento los próximos años, una tasa insuficiente para afrontar los
retos derivados del envejecimiento y reducir el desempleo. EFE