Rocío Otoya
Sídney (Australia), 30 oct (EFE).- La crisis en la aerolínea australiana Qantas, que ha afectado a 80.000 pasajeros en todo el mundo, cumple hoy su segundo día a la espera de que el órgano de arbitraje ordene una eventual reanudación de los vuelos.
Fair Work Australia, la agencia encargada de dirimir este conflicto laboral, lleva todo el día reunida con representantes de la compañía y de los tres sindicatos huelguistas: el de los pilotos internacionales, el de los mecánicos y el del personal de tierra.
La jornada se ha empleado en escuchar a testigos y examinar informes técnicos y pruebas que una y otra partes han presentado, mientras miles de personas sufrían la cancelación de su vuelo concertado.
Los tres jueces terminaron de escuchar testigos y expertos pasadas las ocho de la noche y ordenaron un receso para cenar y después reunirse a deliberar.
Se espera una solución hoy, pero se vislumbra que será "una larga noche", informó el telediario de la cadena ABC24.
Qantas espera que ordene la terminación de las huelgas y la reanudación de los vuelos, lo que impondría 21 días para que las partes negocien una solución.
Los sindicatos confían en que orden una cancelación, lo que ofrecería un periodo de 90 días para negociar un acuerdo.
La decisión de Qantas "ha afectado a más de 68.000 pasajeros" y "ha causado la cancelación de 447 vuelos" nacionales e internacionales, según datos de la aerolínea, aunque otras fuentes elevan la cifra a 80.000 personas.
Un portavoz de Virgin Australia confirmó que han podido atender a unos 20.000 pasajeros de Qantas hasta el momento y que esperan poder ofrecer 3.000 sitios extras mañana para vuelos entre Sídney, Melbourne, Canberra, Brisbane, Adelaide, Perth y Mackay.
Virgin Australia está en contactos además con Singapore Airlines, Air New Zealand, Etihad Airways y Delta Air Lines para aumentar la capacidad en los vuelos internacionales.
El malestar era general este domingo entre las personas que se han encontrado su vuelo cancelado sin previo aviso y que no podían hablar con Qantas porque las líneas estaban colapsadas al igual que el acceso por internet.
El propio ministro de Transporte de Australia, Anthony Albanese, expresó públicamente su malestar por la forma en que se comportó Qantas.
El director delegado de Qantas, Alan Joyce, anunció el sábado la decisión de la compañía de dejar en tierra de forma indefinida a su flota de aviones hasta que se solucionase el conflicto con los sindicatos.
La disputa por mejoras salariales y laborales se arrastra desde hace más de nueve meses y se han celebrado al menos 200 reuniones para intentar alcanzar un acuerdo.
El diálogo se resintió en agosto del anunció de la empresa de un plan de reestructuración de su unidad internacional que contempla el despido de mil trabajadores.
Joyce insistió hoy en que no han tenido otra salida a las "demandas imposibles" de los huelguistas, porque era una sangría constante que les ha costado 53 millones de euros (74,9 millones de dólares) hasta la fecha.
Joyce, que reemplazó a Geoff Dixon hace tres años en el cargo, cuenta con el respaldo del presidente de Qantas, Leigh Clifford, quien se forjó la reputación de duro en sus enfrentamientos con los sindicatos cuanto trabajaba para Rio Tinto.
El encargado de las operaciones aéreas de Qantas, Lyell Strambi, declaró ante al comité de arbitraje hoy que tuvieron que dejar de volar por razones de seguridad y explicó que, si bien se consideró la medida en los días previos, la decisión no se adoptó hasta el sábado, para rechazar las críticas de premeditación.
Stramb aportó en defensa de su argumento que la Autoridad de Seguridad de Aviación Civil les remitió una carta el 14 de octubre en la que expresaba su preocupación por el creciente impacto del conflicto laboral en la seguridad.
Además de los pasajeros, el sector turístico de Australia ya ha empezado a calcular sus pérdidas: unos 60,5 millones de euros (85,7 millones de dólares) este fin de semana y al menos 113,5 millones de euros (161 millones de dólares) si la crisis continúa. EFE
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