Juan Lara
Ciudad del Vaticano, 1 jul (EFE).- El nuevo escándalo de corrupción que ha sacudido al Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como el Banco Vaticano, tuvo hoy sus primeras consecuencias con la dimisión del director general, Paolo Cipriani, y el vicedirector, Massimo Tulli.
La dimisión de ambos fue aceptada por la Comisión de Cardenales y el Consejo de Supervisión y se ha producido tres días después de la detención de tres personas, entre ellas el prelado Nunzio Scarano, acusadas de fraude y corrupción en el marco de una investigación sobre supuestas irregularidades financieras en el IOR.
Scarano fue responsable del servicio de contabilidad de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), que gestiona el capital inmobiliario del Vaticano.
Con estas dimisiones se acelera la reforma del banco vaticano, según precisó hoy su presidente, Ernest von Freyberg, después de que el 26 de junio el papa Francisco creara una comisión formada por cinco personalidades para investigar y aportar transparencia al IOR, envuelto desde hace años en numerosos escándalos financieros.
El Consejo de Supervisión y la Comisión Cardenalicia que vigila el funcionamiento del banco han aceptado las dimisiones y han pedido a von Freyberg que asuma de manera interina y con "efecto inmediato" las funciones de director general, mientras se ha abierto el proceso para designar a los sucesores de Cipriani y Tulli.
El Consejo de Supervisión está formado por von Freyberg y cuatro consejeros, el alemán Ronald Hermann Schmitz, el español Manuel Soto Serrano, el estadounidense Carl Albert Anderson y el italiano Antonio María Marocco.
Según el comunicado del Vaticano, Cipriani y Tulli han dimitido "en el mejor interés del instituto y de la Santa Sede".
La Autoridad de Información Financiera (AIF), organismo creado en 2010 para vigilar la transparencia financiera de la Santa Sede, ha sido informada, así como la Comisión especial creada por Francisco para la reforma del IOR.
Von Freyberg estará ayudado por Rolando Marranci, que asumirá de manera interina la vicedirección del IOR, y Antonio Montaresi, como responsables de proyectos especiales.
Marranci ha trabajado en un banco italiano en Londres como jefe de operaciones y Montaresi en varios bancos de Estados Unidos como director de riesgos.
Von Freyberg agradeció a Cipriani y Tulli la "dedicación personal que han manifestado durante estos años", a la vez que resaltó que Marranci y Montaresi son "dos excelentes profesionales".
El presidente del IOR agregó que desde 2010 el banco vaticano y su Dirección han trabajado "seriamente para lograr que las estructuras y los procedimientos este en línea con los estándares internacionales en la lucha contra el blanqueo de dinero".
Con todo, von Freyberg señaló que, "si bien, están agradecidos por los resultados logrados, está claro que se necesita una nueva dirección para acelerar el ritmo de este proceso de transformación".
La comisión creada el 26 de junio por Francisco tiene como objetivo recoger información sobre la marcha del IOR para "llegar a una mejor armonización del instituto respecto a la misión de la Iglesia católica", según informó el Vaticano ese día.
La comisión fue el segundo paso dado por el papa Bergoglio para la reforma del IOR, después de que el 15 de junio fuera nombrado el sacerdote italiano Battista Ricca secretario interino del organismo.
Antes, el 15 de febrero, la Comisión Cardenalicia nombró al alemán von Freyberg, de 55 años, presidente del IOR, en sustitución del italiano Ettore Gotti Tedeschi destituido el 24 de mayo de 2012 tras verse salpicado por irregularidades que investiga la Fiscalía de Roma en el ámbito de prevención del blanqueo de dinero.
El IOR, con sede en la Ciudad del Vaticano, fue fundado por Pío XII en 1942 y tiene personalidad jurídica propia. En la entidad trabajan 112 personas y dispone de 12 ventanillas. Su única sede está en el Vaticano.
A principios de la década de los ochenta se vio salpicado por el escándalo de la quiebra del Banco Ambrosiano de Roberto Calvi, encontrado ahorcado bajo un puente de Londres en 1982.
Aunque el Vaticano siempre rechazó cualquier responsabilidad, sí admitió su "implicación moral" y pagó 241 millones de dólares de la época a los acreedores de la entidad.
El IOR fue reformado en 1989 por Juan Pablo II, y el 30 de diciembre de 2010 Benedicto XVI aprobó una ley para luchar contra el blanqueo de dinero en la instituciones financieras del Vaticano, con el objetivo de entrar en la llamada "lista blanca" de Estados que respetan las normas para la lucha contra el lavado de dinero. EFE