París, 24 ene (.).- ArianeGroup, el grupo industrial franco-alemán que fabrica los cohetes Ariane, tiene intención de abrir "dentro de unos meses" a otros "inversores públicos y privados" el capital de la filial Maia Space que acaba de crear para desarrollar una familia de lanzaderas espaciales reutilizables.
Su consejero delegado, André-Hubert Roussel, explicó este lunes en un encuentro con la prensa en París los planes para Maia Space, en la que ArianeGroup (filial al 50 % del gigante europeo Airbus (PA:AIR) y del fabricante francés de motores aeronáuticos Safran (PA:SAF)) tiene intención de mantenerse como "accionista de referencia".
Roussel insistió en que la puesta en marcha de esta estructura pretende aprovechar las tecnologías de los programas de los motores Prometheus y del demostrador Themis para crear una gama de cohetes reutilizables, algo que ya explota la sociedad SpaceX del magnate Elon Musk.
El objetivo fijado cuando el Gobierno francés presentó a finales de 2021 los desafíos espaciales es que los primeros puedan estar operativos en el horizonte de 2026.
El consejero delegado de ArianeGroup, aunque reconoció que la idea surge de la voluntad del Ejecutivo francés, dijo que espera "que sea adoptada por los otros Estados europeos".
Roussel recordó que, a más corto plazo, los desafíos para su empresa este año pasan principalmente por realizar con éxito el primer lanzamiento del nuevo cohete Ariane 6, que después de algunos retrasos se ha programado en la segunda mitad de este año.
Eso será una vez que se lleven a cabo una serie de test en las instalaciones industriales en Alemania en febrero y en la base de lanzamientos de Kurú, en la Guayana francesa, en abril.
Por ahora ya hay encargos para once lanzamientos del Ariane 6, que se suman a los cinco que le restan al cohete de la generación precedente, el Ariane 5, de los cuales cuatro están programados en 2022 y el último en 2023.
El máximo dirigente de ArianeGroup pidió a los responsables políticos europeos que renueven su compromiso con el desarrollo espacial, y en particular que concreten la "ambición de los vuelos tripulados", una carencia que distingue al Viejo Continente de las otras grandes potencias del sector.