Alejandro Méndez
Buenos Aires, 6 oct (EFE).- Los empresarios argentinos, que mantienen buenas relaciones con el Gobierno peronista de Cristina Fernández por su política económica y cuya reelección dan por descontada, están pendientes de la inflación y de la situación económica de Brasil, principal socio de este país.
La política cambiaria brasileña está hoy bajo la lupa en vista de que se considera que Argentina perdería competitividad comercial si el dólar se aprecia por encima de los dos reales.
Asimismo, una caída del crecimiento económico y del consumo en Brasil impulsaría a las empresas de ese país a exportar sus excedentes con el consiguiente aumento de los conflictos comerciales, como ha ocurrido en el pasado.
"El peor escenario para nosotros es que Brasil deje de crecer", admitió el miércoles el presidente de la Unión Industrial Argentina, Ignacio de Mendiguren, para quien la región "comienza a sentir" coletazos de la crisis que golpea a Estados Unidos, Grecia y otros países europeos.
Las empresas, tanto las nacionales como las extranjeras, han hecho buenos negocios con la política económica de Fernández, basada en el aliento al consumo, la obra pública y cierto proteccionismo, pero se preguntan qué se hará para frenar una inflación que se calcula entre el 20 y el 25 por ciento anual, casi el triple de lo admitido por el Gobierno.
Los empresarios están a la expectativa de quién estará al frente del Ministerio de Economía el año próximo en vista de que su actual titular, Amado Bodou, es el compañero para la vicepresidencia de Fernández, ampliamente favorita a lograr la reelección en las presidenciales del 23 de octubre próximo.
Argentina sustituirá este año importaciones por unos 8.000 millones de dólares mediante incentivos a la radicación de empresas extranjeras y una política de protección de sectores industriales "sensibles" que ha causado controversias con Brasil y China.
Los empresarios reconocen además que Fernández ha restado apoyo a la presión de la Confederación General del Trabajo (CGT), de tendencia peronista y el mayor sindicato del país, en favor de una ley de reparto a los trabajadores de una parte de las ganancias anuales.
Mientras, las patronales agropecuarias, único sector distanciado del Ejecutivo, temen una abrupta caída de los precios internacionales de la soja a raíz de una menor demanda provocada por la crisis de Estados Unidos y países europeos.
Los agricultores argentinos, que se quejan de la presión del Fisco, consideran que su negocio perdería rentabilidad si el precio internacional de la tonelada de soja cae por debajo de los 420 dólares luego de haber rondado los 525 dólares a fines de agosto.
La pérdida de rentabilidad agropecuaria supondría un dolor de cabeza para el Fisco ya que buena parte de sus ingresos proviene de impuestos a las exportaciones de granos.
Ignacio de Mendiguren ha llamado a "defender y preservar" los resultados económicos desde 2003, cuando asumió el Gobierno de Néstor Kirchner, esposo y antecesor de Fernández.
En un tácito elogio al proteccionismo, el líder de la Unión Industrial destacó que en la década pasada, Argentina llegó a comprar alimentos a Europa mientras que ahora se exportan "reactores nucleares, satélites y software".
"Cuando uno logra esto, tiene que estar dispuesto a defenderlo, a nunca más perderlo. El crecimiento que hemos llevado hasta acá, es el ciclo histórico más largo, al menos en el sector industrial: queremos defenderlo y preservarlo", puntualizó.
El "Grupo de los 6", que reúne a patronales agropecuarias, de la construcción, el comercio, la banca y la industria, reconoció a su vez los logros económicos de Fernández, pero le reclamó medidas de aliento a la inversión para "aumentar fuertemente" la oferta de bienes y servicios como "mejor herramienta" contra la inflación.
Consideró "preocupante" que las exportaciones argentinas puedan perder competitividad "ante un horizonte de probable recesión mundial" y "el riesgo" de que aumente el déficit comercial con Brasil.
La ministra argentina de Industria, Débora Giorgi, artífice de la política proteccionista, acaba de advertir a las empresas que impedirá "que algunos se crean zorros en el gallinero" con alzas injustificadas de precios.
Ante un foro empresarial comentó que Argentina "trabaja" con Brasil en una política aduanera que proteja al Mercosur, bloque que ambos países comparten con Paraguay y Uruguay, de una "invasión" de productos asiáticos provocada por la menor demanda de las potencias en crisis. EFE