Adrià Calatayud
Pekín, 16 mar (EFE).- China ve motivos para la esperanza en su economía a pesar de los riesgos que se le plantean en el campo financiero y del malestar social que puede generar la reconversión industrial del país, defendió hoy el primer ministro, Li Keqiang.
Li trató de transmitir esta visión optimista de la segunda economía mundial en su única rueda de prensa del año en China, tras la clausura del pleno del Legislativo que aprobó el decimotercer plan quinquenal, que busca un crecimiento económico de al menos un 6,5 % anual hasta 2020.
En este documento, que guiará las políticas de China para el periodo 2016-2020, se establece como principal meta doblar en 2020 el producto interior bruto (PIB) y la renta per cápita que el país tenía en 2010, además de crear 50 millones de empleos urbanos y de conseguir que un 60 % de la población viva en ciudades.
"Hay tanto dificultades como esperanzas para la economía de China, pero, dadas las tendencias subyacentes y los fundamentos, hay más esperanzas que dificultades", subrayó el primer ministro.
Li admitió que hay "divergencias" entre regiones y sectores que hacen que avancen a diferentes velocidades y, mientras que la industria pesada sufre, otras como la tecnológica están en pleno auge y crecen a un ritmo de dobles dígitos.
Pese a esta dualidad, Li consideró "imposible" que el gigante asiático incumpla los objetivos económicos del Gobierno, que para 2016 contemplan un crecimiento de entre un 6,5 y un 7 %.
El dirigente chino citó entre las amenazas que se ciernen sobre estas metas la "debilidad" del crecimiento económico global y los "problemas profundamente arraigados" en el país que se han agudizado con el tiempo.
Los analistas suelen apuntar al exceso de capacidad de la industria pesada y al alto endeudamiento de las empresas y las administraciones locales como grandes riesgos estructurales para la economía china, dos fenómenos para los que Li ofreció soluciones.
"En algunos sectores hay un problema serio de exceso de capacidad (...) Hemos escogido el sector del carbón y el acero para empezar con nuestros esfuerzos para reducir el exceso de capacidad y evitaremos un número masivo de despedidos", señaló Li.
El primer ministro confió en que esta reforma libere el potencial de crecimiento de la economía china y en que los empleos perdidos en la reestructuración de la industria del país, que implicará cierres de fábricas, será absorbidos por los sectores emergentes.
Además, avanzó que el fondo de asistencia de 100.000 millones de yuanes (15.300 millones de dólares, 13.900 millones de euros) que se creará para asistir a los despedidos podría ampliarse si es necesario.
Con estas palabras, el primer ministro intentó tranquilizar a una sociedad que, en un gesto poco habitual en el país, ya ha salido a las calles a manifestar su oposición a un plan que, según las primeras estimaciones del Gobierno, eliminará 1,8 millones de empleos solo en los sectores siderúrgico y del carbón.
El dirigente chino también minimizó los riesgos procedentes de los mercados financieros y aseguró que el Gobierno hará regulaciones más efectivas para mitigar la volatilidad.
"El funcionamiento de la economía real supone el principal riesgo para los mercados financieros", afirmó Li, ante el repunte de la morosidad que están sufriendo los bancos chinos por la falta de solvencia de las empresas afectadas por los excesos de capacidad.
Asimismo, abrió una puerta para introducir un sistema de permuta de deuda por acciones que permita rebajar el endeudamiento corporativo y, al mismo tiempo, sanear los balances de los bancos.
"Aún estamos en una buena posición para desactivar los riesgos financieros", zanjó Li.
El primer ministro chino reconoció que el contexto internacional genera "incertidumbre", pero recordó que en 2015 la economía mundial creció a su ritmo más bajo de los últimos seis ejercicios y que, aun así, la potencia asiática logró cumplir sus objetivos.
"Hemos aprobado el test de estrés", indicó Li, en referencia el crecimiento de un 6,9 % interanual alcanzado por China el año pasado que, aunque en línea con lo esperado por Pekín, fue su registro más bajo desde 1990.
En caso de que surjan baches en el camino, el primer ministro señaló que el Gobierno tiene herramientas para apuntalar el crecimiento y reveló que llevará a cabo formas "innovadoras" de control macroeconómico para garantizar un desempeño económico "firme".
"China puede resistir las presiones bajistas", aseguró Li, antes de descartar que sea posible un "aterrizaje forzoso" tras el despegue del país como potencia económica.