PARÍS (Reuters) - El primer ministro francés, Edouard Philippe, ignoró el miércoles las protestas registradas en el país contra las reformas laborales, diciendo que las "escuchaba" pero seguiría adelante con el proyecto de ley que pretende modificar las estrictas normas del mercado de trabajo francés.
En una señal de que la protesta popular podría subir de tono, los camioneros del segundo y tercer sindicato francés anunciaron una huelga el 25 de septiembre para obligar al Gobierno a dar marcha atrás. Anteriores huelgas de camioneros han paralizado en el pasado grandes partes de Francia, perjudicando a la economía.
Más de 200.000 sindicalistas salieron el martes a las calles en las primeras protestas masivas contra los cambios en el mercado de trabajo, parte de la agenda reformista de Macron. Otras medidas, como la reforma de las prestaciones por desempleo y los sistemas de pensiones, se encontrarán previsiblemente con más contestación.
El Gobierno planea adoptar los decretos el 22 de septiembre.
"Estoy escuchando y prestando atención. Pero permítanme indicar que los franceses, cuando votan, también tienen derecho a ser tratados con respeto", dijo Philippe a la televisión francesa. "Y la reforma que estamos poniendo en marcha fue anunciada por el presidente en el momento de la elección presidencial".
Los sindicatos han frustrado intentos previos de gobiernos de derechas e izquierdas de relajar el estricto código laboral francés. El gobierno de Macron pasó semanas negociando sus propuestas con los jefes sindicales durante el verano.
El mes pasado, el Gobierno presentó medidas que incluían límites para las indemnizaciones por despidos declarados improcedentes y una mayor libertad de las empresas para contratar y despedir. La reforma no hace referencia directa a la semana de 35 horas, un emblema del código laboral, aunque otorga más flexibilidad a las empresas para establecer condiciones salariales y de trabajo.