MADRID (Reuters) - Los principales accionistas de Prisa (MC:PRS) están estudiando el nombramiento del ex presidente de Indra (MC:IDR), Javier Monzón, como nuevo consejero del grupo de medios como un paso intermedio para que sustituya en la presidencia a Juan Luis Cebrián, dijo una fuente cono conocimiento de la situación.
Prisa lleva meses intentando buscar soluciones para reestructurar su balance y salir de la causa de disolución que pesa sobre sus cuentas, entre ellas una ampliación de capital que necesitaría del apoyo de los principales accionistas.
"Existe un consenso entre los princpales accionsitas para que sea Monzón", dijo la fuente que pidió el anonimato.
Una portavoz de Prisa rehusó realizar comentarios a la información, que fue adelantada por ElConfidencial.
En el accionariado de Prisa conviven grupos financieros como HSBC, Santander (MC:SAN) o Caixa con grupos de telecomunicaciones como Telefónica (MC:TEF) TEF.MC, después de que el grupo se viera obligado a reestructurar su deuda y convertir parte en capital hace cinco años.
Además, el fondo Amber Global posee un 19,5 por ciento del capital del grupo, según consta en los registros de la CNMV. Esta entidad ha sido muy crítica con la gestión del presidente de la sociedad, Juan Luis Cebrian, en los últimos años.
El grupo necesita reestructurar su situación financiera de cara al vencimiento de deudas por 957 millones en 2018 y 176 millones en 2019, además de tener que hacer frente a un préstamo participativo por 439 millones con vencimiento en dos años, según las cuentas anuales de 2016.
Este verano, Prisa cambió a su consejero delegado por las presiones de los accionistas, que han visto hundírse la cotización en más de un 95 por ciento en los últimos años.
En sus últimos resultados, Prisa reconoció que está estudiando ampliar capital, entre otras medidas, para salir de esta causa de disolución. Diversos medios citan el cambio en la presidencia como un paso clave para que los accionistas apoyen una ampliación de capital por 400 ó 500 millones de euros que permita a la sociedad reestructurar sus cuentas.
El grupo lleva meses intentando vender Santillana sin que hasta el momento haya podido cristalizarse la operación y sus cuentas se vieron más presionadas a finales de septiembre, después de que surgieran dudas sobre la aprobación reglatoria de la venta de Media Capital en Portugal, que hubiera dado cierto alivio al balance.