Río de Janeiro, 2 sep (EFE).- La compañía Vivo, filial de la multinacional española Telefónica (MC:TEF) en Brasil, anunció este jueves que expandirá de 70 a 83 su red propia de plantas renovables de generación de energía (solares, hidroeléctricas y de biogás), que implementará en todas las regiones del país.
La empresa inauguró hoy dos nuevas plantas en Quissama, municipio en el estado de Río de Janeiro, cada una con 4.800 paneles solares y las primeras de este tipo en funcionar en esta zona del país, con lo que Vivo, nombre comercial de Telefónica Brasil (SA:VIVT4), suma 19 plantas renovables en operación en diferentes regiones del gigante sudamericano.
Con la ampliación del proyecto y la entrada de todas las plantas en funcionamiento, programada para mediados de 2022, Vivo producirá alrededor de 711.000 megavatios por hora al año de energía, suficiente para abastecer todo el consumo de una ciudad de hasta 320.000 habitantes.
"La expansión de nuestro proyecto de generación distribuida es un paso importante que demuestra el compromiso de Vivo con el desarrollo sostenible y las mejores prácticas de ESG", señaló durante la inauguración de las plantas, Caio Guimaraes, director de Patrimonio de Vivo.
La compañía, que se declara una empresa neutra en emisiones de carbono y con energías 100 % renovables, explicó en un comunicado que el proyecto de generación distribuida de Vivo dará cuenta del 89 % de su consumo en baja tensión, mientras atiende a más de 30.000 unidades de la empresa.
Esto, porque la producción de energía renovable en el modelo de generación distribuida contribuye a minimizar las pérdidas en el sistema, aligerando la carga de la red, evitando el impacto en el medio ambiente y fomentando el desarrollo local.
En 2019, la mayor operadora de telefonía móvil de Brasil se convirtió en la primera empresa del sector en utilizar energía 100 % renovable, al migrar de un escenario con consumo del 26 % de energía de fuentes renovables -obtenida tanto en el mercado libre como en generación distribuida- al 100 %, mediante la adquisición de Certificados Internacionales de Energías Renovables (I-REC, por sus siglas en inglés) de fuente eólica para el resto del consumo eléctrico.
La adquisición de los certificados permitió a Vivo anticipar en 12 años su objetivo de ser renovable, previsto para 2030, y contribuyó a que la compañía redujera sus emisiones de CO2 en un 70 % con respecto a 2015.
A futuro, la compañía tiene el reto de reducir el consumo energético por unidad de tráfico en su red en un 90 % para 2025, respecto a 2015.
En 2020, la energía total ahorrada en el año por Vivo fue de 38.620 megavatios por hora y el consumo de energía por datos transferidos en su red se redujo un 27 %.