Investing.com - Tras lograr a duras penas mantenerse en verde el pasado viernes al cierre de Wall Street, situándose en los 322,82 dólares, este lunes las acciones de Tesla (NASDAQ:TSLA) llegaban a desplomarse en preapertura casi un 6% y la compañía ha abierto con caídas del 1,07% hasta los 319,8 dólares por acción. Las acciones del fabricante de vehículos eléctricos admitidas a negociación en la bolsa alemana también caían más del 4% esta mañana.
El fundador y CEO de la compañía, Elon Musk afirmó en un blog publicado el pasado viernes que se echaba para atrás en la intención de sacar a la compañía de Bolsa, ya que había escuchado las preocupaciones de los inversores, que preferían que el fabricante siguiera cotizando en los mercados.
Sin embargo, el mercado no ha reaccionado bien a estas declaraciones, ya que son totalmente opuestas a las que realizó el pasado 7 de agosto para sostener su intención de excluir a la compañía de Bolsa. “Musk dice estar cansado de la presión que someten los mercados al fabricante y que los movimientos en el precio no les ayudan y los presionan”, comentaban en su momento los analistas de Renta Markets.
Para ello, el fundador de Tesla primero utilizó su cuenta de Twitter para anunciar que estudiaba esta posibilidad, un anuncio que provocó que sus acciones se disparasen un 7% hasta que su negociación fue suspendida temporalmente. Al cierre, la firma subió el 10,99%, a 379,57 dólares por acción.
"Recuerden que nuestra opinión era la de que estaba intentando evitar la influencia de sus palabras y sus actitudes extrañas sobre la cotización de sus empresas. Evidentemente, sabiendo que la posible operación de salida ponía el precio de recompra en 420 dólares, ahora mismo tiene un desempeño negativo porque se cancelan todas las apuestas a favor de esa privatización", afirma José Luis Cárpatos, CEO de Serenity Markets.
A partir de ahí, todo han sido problemas. Primero, la SEC reaccionó anunciando una investigación por si la estrategia de Musk era dar un empujón al valor y, lo que era más grave, si la promesa de que la financiación estaba asegurada -prometido por Musk- era cierta, ya que si no lo fuera supondría algo prohibido por ley en Estados Unidos.
Después vino la reacción de las casas de análisis. El primero en darla voz de alarma fue JP Morgan (NYSE:JPM), que se mostró abiertamente pesimista con el plan de Musk para sacar a Tesla de Bolsa. A este jarro de agua fría se unieron los rumores de que PIF, el fondo de inversión de Arabia Saudí que supuestamente iba a respaldar la salida a Bolsa de Tesla, estaba estudiando invertir en Lucid, rival directo de Tesla.
Y, a los pocos días, UBS (SIX:UBSG) ponía en duda los planes financieros de la compañía en relación al desarrollo de su Model 3. El informe de la gestora afirmaba que la rentabilidad en cuanto a margen de beneficios para este vehículo no sería superior a la de un BMW (DE:BMWG) convencional.
Después de una avalancha de quejas por parte de los inversores (algunos llegaron incluso a demandar a Musk), y con las acciones de Tesla en plena montaña rusa, Musk ha reculado y mantendrá a la compañía en Bolsa.
La cuestión ahora es: ¿Qué confianza aporta a partir de ahora este valor a la hora de invertir y, más aún, qué credibilidad ofrece su CEO, que en menos de tres semanas ha cambiado de opinión sobre algo tan serio como excluir a una compañía de Bolsa?
Según publica Financial Times, Musk seguiría muy preocupado por si le llueve una ola de demandas de inversores, y tampoco se olvida de la investigación que la SEC mantiene en curso.
Lo que sí es cierto es que, según advierten los analistas, las acciones de Tesla han caído más de un 16% desde la publicación del famoso tuit y pierden ya más del 20% desde sus máximos, lo que las hace entrar técnicamente en mercado bajista.