Madrid, 29 jun (.).- El sector inmobiliario prevé que el precio de la vivienda continúe su senda alcista con aumentos moderados este año y el que viene, fundamentalmente en obra nueva, considera que es el momento de comprar y pide que se aclaren los "nubarrones" que pueden afectar a la buena evolución del mercado.
En el marco de unas jornadas inmobiliarias organizadas por El Economista, el ceo de Neinor (MC:HOME), Borja García-Egotxeaga, cree que el precio de la obra nueva experimentará un mayor crecimiento en 2022 y apunta que el suelo es cada vez más caro, al igual que los costes de construcción y que ello conducirá a promociones más caras.
El presidente de Almar Consulting, José Luis Miró, subraya que en el caso de la vivienda de segunda mano aún pueden quedar ajustes de precios, mientras que algunas zonas la falta de suelo para desarrollar proyectos de obra nueva está tensionando el mercado. A las puertas de una etapa de crecimiento considera que el sector residencial puede ser uno de los motores de la economía.
Junto al presidente de la patronal de promotores y de Vía Ágora, José Antonio Gómez-Pintado, que coincide en que habrá subidas de precio en la vivienda nueva este año y el que viene, desde Tinsa señalan que las tendencias son positivas y el mercado podría aproximarse a finales de año a las cifras previas.
El director comercial de la tasadora, Pedro Soria, considera que la obra nueva no va a bajar de precio e incluso aumentará en las zonas de más demanda mientras que la segunda mano seguirá ajustándose en algunas zonas como la costa.
El director de Innovación y Marca de Aedas Homes (MC:AEDAS), Javier Sánchez, destaca además los actuales desequilibrios entre la oferta y la demanda, una capacidad de ahorro en máximos, los bajos tipos de interés, el crecimiento economía y el valor refugio que supone la vivienda.
ELIMINAR LOS RIESGOS QUE AFECTAN AL SECTOR
Durante la mesa redonda, todos ellos, al igual que el director General de Vivienda y Rehabilitación de la Comunidad de Madrid, José María García, han abogado por eliminar los riesgos a los que se enfrenta el sector: los elevados costes de construcción, la falta de apuesta por la industrialización, el acceso de los jóvenes a la vivienda, la escasez de mano de obra o el problema de la financiación.
También han coincidido en los problemas para acceder a los suelos y el elevado tiempo que se requiere para transformarlos, así como la burocracia administrativa o el exceso de regulación.
Por ello, han incidido en la seguridad jurídica para no espantar a la inversión y en la necesidad de dar ayudas a los jóvenes para acceder a una vivienda pese a las reticencias del gobierno central.