Julia R. Arévalo
Asunción, 23 jun (EFE).- El nuevo presidente paraguayo, Federico Franco, tiene apenas un año por delante para revertir un declive de la economía que, en el primer trimestre de 2012, supuso una retracción del 2,6 por ciento del PIB por el desplome de su actividad agrícola y ganadera.
La pésima cosecha sojera y la pérdida de principales mercados de exportación para la carne bovina tras el brote de fiebre aftosa detectado en septiembre de 2011, supusieron una variación del -28,1 % en el sector agrícola y del -2,3 % en el ganadero en el primer trimestre, según datos del Banco Central (BCP).
El informe del BCP, hecho público en pleno "juicio político" que supuso ayer la destitución de Fernando Lugo y la asunción de funciones por parte de Franco, confirma las previsiones del Banco para el conjunto del año: una caída del -1,5 % del PIB, frente al crecimiento del 13,1 en 2010 y del 4,4 en 2011.
El nuevo gobernante, cuya legitimidad aún cuestionan varios de sus vecinos y principales socios comerciales, como Argentina, prometió dos grandes actuaciones durante su corto mandato: una solución "inmediata" al añejo conflicto por la tierra y una política energética que fomente la industrialización del país.
Para el campo, habló de soluciones en sitios "emblemáticos" como podrían ser los campos sojeros de Ñacunday, propiedad de un terrateniente brasileño que de forma recurrente son ocupados por los "sin tierra", supuestamente instigados por Lugo, según una de las acusaciones que fundamentó su destitución.
En su primera rueda de prensa hoy para medios extranjeros, Franco garantizó a Brasil -cuyo Gobierno aún mantiene silencio sobre el relevo en Asunción- que los "brasiguayos" (como son conocidos los colonos brasileños en Paraguay) pueden estar tranquilos pues sus propiedades están "absolutamente seguras".
El liberal Franco fue un incómodo vicepresidente para Lugo y a menudo cuestionó sus decisiones sobre la improbable reforma agraria en Paraguay, donde casi un tercio de la tierra arable fue adjudicada irregularmente durante la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989) y en los 15 años sucesivos, según un informe oficial.
También se convirtió en receptor de las quejas de los inversores a los que Lugo "no daba bolilla", como muy gráficamente describió hoy el presidente de la Unión Industrial Paraguaya (UIP), Eduardo Felippo.
"Yo creo que va a haber una reversión muy grande de toda la gente que fue ahuyentada en los últimos meses y años. Van a venir corriendo a este país", aseveró a Efe Felippo, que hoy acudió a la Presidencia acompañando a la primera delegación extranjera recibida por Franco, la del ministro alemán de Cooperación, Dirk Niebel.
Franco, abundó, siempre dio a los inversores el "aliento" que Lugo les negaba, por lo que el cambio producido es "superpositivo para el país", que ahora tendrá un Gobierno "ávido de inversiones, donde las grandes oportunidades están dadas".
Restablecer la confianza de los agentes económicos y poner en marcha los proyectos parados son los retos más urgentes, según el empresario, quien se mostró seguro de que "el proceso económico va a mejorar notablemente" aunque no espera "milagros" ni que pueda revertirse "inmediatamente" el declive registrado.
El nuevo presidente puso también el acento de su gestión económica en el aprovechamiento de uno de los principales recursos del país, la energía eléctrica que producen las presas binacionales de Itaipú y Yacyretá, compartidas con Brasil y Argentina, respectivamente, en el río Paraná.
Según Franco, Paraguay necesita una política de Estado que permita "utilizar la energía para generar industria", en lugar de cederla a los vecinos (cedió el 92 % en 2011), y evitar la sangría de mano de obra.
De acuerdo con los datos del BCP, el sector eléctrico creció un 5,4 % en el primer trimestre y aportó el 14,3 % del PIB total frente al 21,5 % del sector primario y al 14 % de industria y construcción.
Franco prometió devolver en agosto de 2013 un país "organizado", con la "participación de todos los sectores, con la presencia de ricos y pobres", lapso este último que obvió que un tercio de la población paraguaya vive en la pobreza (y el 19 % en la miseria).
Notoriamente, la agenda del día del Senado que terminó abriendo el juicio a Lugo el jueves pasado preveía debatir la entrada en vigor este año del impuesto a la renta, prometida por Paraguay en 2003 al FMI a cambio de asistencia y sistemáticamente bloqueada por el Legislativo.
Único país latinoamericano que aún no paga este tributo, Paraguay ingresó en 2011 unos 3.125 millones de dólares en impuestos y tasas aduaneras, más de la mitad por el IVA, mientras sólo el 0,45 % provinieron de sus dos principales actividades económicas, la agricultura y la ganadería, y el 19,2 % de sus empresas. EFE