Tokio, 22 ene (.).- El Banco de Japón (BoJ) inició hoy su reunión de dos días sobre política monetaria, en la que está previsto que deje intacto su ambicioso paquete de medidas de estímulo a pesar de que el objetivo inflacionista sigue lejos de cumplirse.
La junta de nueve miembros de política monetaria del banco central nipón también analizará la evolución de la tercera economía mundial, cuyo crecimiento continuado durante los últimos trimestres ha reavivado el debate sobre la necesidad o no de mantener las medidas de flexibilización en marcha desde 2013.
Sin embargo, el índice de precios de consumo (IPC) sigue muy por debajo de la meta del 2 por ciento que la entidad quiere lograr hacia 2019, por lo que el banco central nipón se resiste a modificar su rumbo como han hecho otras entidades de referencia, como el Banco Central Europeo (BCE) o la Reserva Federal estadounidense (Fed).
El BoJ puso en marcha en 2013 un agresivo programa de flexibilización monetaria para lograr la citada meta inflacionista, aunque la caída de los precios del crudo y la ralentización global han obligado a la entidad a retrasar su plazo de consecución y a activar otras medidas adicionales.
Entre estas se cuentan una tasa negativa del -0,1 por ciento para los depósitos de los bancos y un control de la curva de rendimientos para mantener en torno al 0 por ciento los tipos a largo plazo.
El gobernador de la entidad, Haruhiko Kuroda, tiene previsto ofrecer una rueda de prensa el martes al término de la reunión, en la que se esperan señales sobre futuras medidas de la entidad.
Asimismo, el BoJ publicará el martes su informe trimestral sobre perspectivas económicas, que incluirán las previsiones de crecimiento del producto interior bruto (PIB) y del índice de precios de consumo (IPC).
En su interior informe de octubre se preveía una expansión del PIB del 1,4 por ciento para el ejercicio fiscal en curso, que terminará en marzo de 2019, una cifra que podría revisarse al alza gracias a las robustas exportaciones y al incremento de la inversión en capital corporativo.
En cuanto a la inflación, el BoJ preveía en su anterior informe una tasa del 1,4 por ciento para este ejercicio, una cifra aún lejana de la meta del 2 por ciento y dificultada por la persistente debilidad del consumo doméstico.