Atenas, 22 mar (.).- El crecimiento económico que está registrando Grecia es "anémico" y "no es sostenible" a medio plazo, pues va acompañado de una serie de medidas de austeridad que contrarrestan todo brote verde, según un informe del Instituto de Trabajo (INE), organismo afín a los sindicatos helenos.
Con ello, el INE contradice los pronósticos optimistas del Gobierno y de las instituciones acreedoras de Grecia, que para este año incluso prevén un incremento del producto interior bruto (PIB) del 2,6 %, tras un 1,4 % en 2017 (el primer año de crecimiento tras ocho de recesión).
"Se han legislado una serie de medidas de austeridad para los próximos años que tienen efectos recesivos", señaló el profesor de Macroeconomía en la Universidad de Atenas, Yorgos Aryitis, al presentar hoy el informe.
Aryitis se refirió con ello a varias medidas comprometidas entre el Gobierno y las instituciones acreedoras, como un objetivo de superávit primario del 3,5 % del PIB hasta 2022; nuevos recortes en las pensiones a partir de 2019, y la reducción del mínimo exento de impuestos.
A ello se añade, dijo, que no hay visos de que próximamente vaya a producirse un incremento sustancial de las inversiones, lo que serviría para contrarrestar los citados efectos recesivos.
"En un periodo en el que el mayor problema de la economía mundial es la falta de inversiones, nadie puede asegurar que en los próximos años habrá inversiones masivas en Grecia", añadió.
Otro factor de inestabilidad, según el informe del INE, es el hecho de que, desde 2013, los hogares gastan mas de lo que ingresan oficialmente, lo que por una parte se debe a que gastan lo que les queda de sus ahorros y, por otra, a que declaran menos de lo que tienen.
"Mientras siga esta tendencia no es posible sanear el sistema bancario del país, lo que a su vez es un factor decisivo para que el país regrese a un crecimiento sostenible", recalcó Aryitis.
El informe constata una reducción constante del desempleo desde 2014, pero sin que eso lleve a un aumento real del empleo, pues la mayoría de los puestos de trabajo creados (54,5 %) son a tiempo parcial.
Los salarios sufrieron una reducción drástica en los años de la crisis y mientras en 2009 el 36,6 % de los empleados cobraban menos de 900 euros al mes, en 2017 el porcentaje había ascendido al 60,9 %.
Según el instituto, en los próximos cuatro años el poder adquisitivo de los trabajadores podría incluso reducirse hasta un 8 % más si se mantiene el ritmo de inflación actual.
"La reducción de los salarios en vez de mejorar la competitividad de la economía solo aumentó los beneficios de algunos sectores de la economía", comentó, por su parte, el presidente del sindicato del sector privado, GSEE, Yannis Panagópulos, durante la presentación.