París, 3 dic (.).- La banca europea ha dado signos evidentes de recuperación en el último año tras el choque de la covid-19, con una mejora de sus grandes parámetros, en particular la rentabilidad, y la española ha seguido ese mismo camino, aunque se mantiene en la cola en lo que se refiere a la solvencia.
En su ejercicio anual de transparencia que publicó este viernes, la Agencia Bancaria Europea (EBA) destaca el incremento de la solvencia media de las 120 entidades de 25 países que ha sometido a examen (que suponen más del 80 % del sector), que ha subido al 15,5 % a fecha del 30 de junio, frente al 14,3 % en el primer trimestre de 2020, al comienzo de la crisis.
Los diez bancos españoles que forman parte de la muestra han pasado de una ratio de capital de máxima calidad (CET1) y adelantando los requerimientos normativos ("fully loaded") del 11,8 % a mediados de 2020 al 12,7 % un año después.
Eso significa que España es el penúltimo de esos 25 países solo por delante de Grecia, cuyos bancos han reducido su solvencia para quedarse en un 10,8 %. Portugal ocupa la antepenúltima plaza con el 13,3 %. En el otro extremo de la tabla están las entidades de Estonia (23,1 %), Islandia (21,8 %), Suecia (20 %) y Malta (19 %).
Los bancos españoles mejor colocados, con una ratio CET1 "fully loaded" incluso superior a la media europea, son Unicaja (MC:UNI) (17,7 %) y Kutxabank (17 %). Sin embargo, no llegan al umbral simbólico del 12 % ni el Sabadell (MC:SABE) (11,9 %), ni el Santander (MC:SAN) (11,7 %).
El avance para la banca europea también ha sido significativo en términos de liquidez, ya que se ha pasado del 149 % a finales de marzo de 2020 al 174,5 % a fecha del pasado 30 de junio.
UN SALTO EN LA RENTABILIDAD
Pero el salto de mayor magnitud se ha dado en la rentabilidad, que se había hundido hasta un mínimo del 0,4 % en el segundo trimestre de 2020 cuando la incertidumbre sobre el alcance y las consecuencias de la pandemia eran totales.
En la segunda mitad de ese año empezó una lenta recuperación que puso la rentabilidad en un todavía muy modesto 1,9 % en el cuarto trimestre. Pero se ha disparado durante el primer semestre de 2021 con la cuenta de resultados de los bancos, gracias en particular a la efervescencia de los mercados financieros.
La consecuencia de todo eso es que, en el primer trimestre de 2021, la rentabilidad sobre el capital (RoE, en sus siglas en inglés) se ha acelerado hasta un más que digno 7,6 % y se ha quedado en el 7,4 % en el segundo, niveles que no se alcanzaban desde 2017.
Las medidas excepcionales y masivas puestas en marcha desde marzo de 2020 por las autoridades económicas para hacer frente al golpe de la covid han permitido que los créditos morosos continúen disminuyendo en una tendencia que se viene prolongando desde el final de la crisis financiera global.
En el conjunto de los 25 países europeos del examen de la EBA, han pasado de representar un 2,9 % del total en el segundo trimestre de 2020 al 2,3 % un año después.
ESPAÑA, PEOR PARADA EN CRÉDITOS MOROSOS
España también ha salido peor parada que el resto del Viejo Continente, pues la tasa de impago se situaba a mediados de 2021 en el 3,1 %. Los peores datos entonces se han registrado en Bulgaria (16,4 %), Grecia (14,8 %) y Chipre (9,1 %).
Esa evolución globalmente favorable queda, no obstante, matizada por el comportamiento de los préstamos en vigilancia especial, aquellos que corren el riesgo de convertirse en morosos. Su porcentaje en el conjunto de Europa subió del 8,2 % al 8,8 % en esos mismos doce meses.
La EBA hace notar que los créditos morosos, aunque hayan disminuido en términos generales, han aumentado en los sectores económicos más afectados por la pandemia y está preocupada por la suerte de una parte de los préstamos garantizados por los Estados que han estado protegidos por una moratoria para su reembolso, ya que cada vez un número mayor se convierten en morosos o en vigilancia.
RIESGO A LOS EMERGENTES Y A LA DEUDA SOBERANA
Los bancos europeos han disminuido su exposición a los países emergentes (principalmente Brasil, México, Turquía y China) en un 3 % en el último año, hasta casi 0,75 billones de euros. De toda esa exposición, un 58 % corresponde a las entidades españolas (muy presentes en Latinoamérica y Turquía) y un 17 % a las francesas.
Otro riesgo potencial es el de la deuda soberana. En la primera mitad de este año, los bancos que en términos absolutos más han incrementado su exposición en esos activos han sido los italianos (con 97.000 millones de euros), los españoles (con 83.000 millones) y los franceses (con 39.000 millones).
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