Berlín, 14 oct (.).- La pandemia de la covid-19 sigue marcando la economía alemana, según constatan en su informe otoñal conjunto los cinco principales institutos de estudios económicos del país, que han revisado su pronóstico de crecimiento de este año al 2,4 por ciento, frente al 3,7 por ciento que habían estimado en primavera.
"Tenemos que admitir que tras el primer trimestre fuimos demasiado optimistas", dijo el presidente del Instituto de Investigaciones Económicas (IWH) de Halle, Oliver Holtmöller.
Los efectos de la pandemia, según los institutos, se seguirán notando a lo largo del invierno -sobre todo en el sector de servicios- y la normalidad empezará a volver en la primavera, cuando se espera un repunte del consumo que se convertirá en un motor clave del crecimiento.
El pronóstico tiene un margen de inseguridad y es que todavía no está claro cuál será el camino que seguirá el próximo Gobierno alemán en materia económica, por lo que no se pueden considerar sus efectos.
Según los institutos, para 2022 habrá una clara recuperación con un 4,8 por ciento; en primavera el crecimiento para ese año se había calculado en el 3,9 por ciento.
Por otra parte, las empresas, según los institutos, se están viendo afectadas por problemas en las cadenas de suministros que hacen que los insumos lleguen con retraso.
INFLACIÓN, DEFICIT Y DESEMPLEO
El índice de inflación, según el documento, se situará este año en el 3 por ciento y en el 2,5 por ciento en el próximo. A largo plazo, sin embargo, los institutos esperan una "normalización" de las tasas de inflación y señalan que parte del fuerte aumento de este año puede deberse a los bajos precios del año anterior, debido a efectos como la rebaja temporal del IVA.
En 2022 los institutos prevén una reducción de la deuda del 71 por ciento al 67 por ciento del PIB; el déficit se situará en el 4,9 por ciento del PIB este año y bajará al 2,1 por ciento el próximo, según el pronóstico.
Los institutos defendieron la existencia del freno a la deuda en la Constitución alemana, que exige presupuestos equilibrados en tiempos de normalidad económica, pese a que pueda considerarse excesivamente restrictivo.
"El freno a la deuda nos permitió crear disciplina en el gasto y nos permitió afrontar la pandemia en una buena situación de las finanzas públicas", dijo Timo Wollhäuser, experto en estudios coyunturales del Insituto Ifo de Múnich.
El índice de desempleo se calcula por los institutos en el 5,7 por ciento para este año y en el 5,3 por ciento para 2022.
LOS TRES RETOS
Pese a la recuperación, los institutos advierten de que diversos retos, como la lucha contra la crisis climática y la transformación demográfica, llevarán a niveles menores de crecimiento en los próximos años.
El potencial de crecimiento, añaden, también bajará debido al efecto demográfico del envejecimiento de la población.
La descarbonización, en la lucha contra el cambio climático, es junto con los problemas demográficos y la digitalización los tres grandes retos a largo plazo identificados por los institutos.
"La pregunta no es si hay que reducir emisiones. La pregunta es cómo", dijo Holtmöller.
La tarea, según los economistas, implicará una reducción del consumo, lo que también afectará al crecimiento. Holtmöller advirtió, sin embargo, de que no se deben aplazar las medidas para reducir emisiones con el argumento de que primero hay que salir de la crisis provocada por la pandemia.
"No se puede aplazar una tarea de largo plazo debido a los efectos de una crisis de corto plazo", destacó.
Con respecto a la demografía, los institutos recomiendan una reforma del sistema de pensiones para hacerlo sostenible a largo plazo.
A ese respecto, hay diversos caminos, como la flexibilización de la edad de jubilación o complementar el actual sistema de reparto con un sistema de capitalización monitoreado por el Estado. Probablemente, lo que se necesite, según Holtmöller, sea una combinación de varias medidas.
En cuanto a la digitalización, los institutos constatan que se requiere una ofensiva de inversiones tanto de parte del Estado -ante todo en infraestructura- como de parte de las empresas, para lo que se recomiendan estímulos fiscales.