Antonio Torres del Cerro
Lisboa, 6 abr (EFE).- Los altos intereses que paga Portugal para refinanciar su deuda a corto plazo, evidenciados por la subasta de bonos que hizo hoy, han estrechado el cerco al país, al que muchos expertos y sus banqueros ven a las puertas de un rescate.
La conveniencia de una hipotética ayuda, a la que el Gobierno socialista en funciones sigue resistiéndose, aumenta cada día y ya se ha ganado el respaldo del sector financiero del país.
Los responsables de sus mayores instituciones privadas, el Banco Comercial Portugués (BCP), el Banco Portugués de Inversión (BPI) y el Banco Espírito Santo (BES), han advertido que Portugal necesita lo antes posible un préstamo para prevenir la escasez de liquidez.
Pero fuentes del Gobierno socialista en funciones negaron hoy que existan conversaciones con Bruselas sobre una ayuda financiera de emergencia, pese a que políticos y comentaristas de la prensa lusa así como medios europeos, insisten en especular sobre ella.
La dimisión del Ejecutivo el pasado 23 de marzo a causa del rechazo en el Parlamento de su último plan de austeridad y la convocatoria para el próximo 5 de junio de comicios legislativos anticipados han debilitado la situación del país a ojos de los inversores.
Su dificultad para acceder a los mercados se reflejó hoy en la colocación de 1.005 millones de euros a seis y doce meses, a un interés del 5,11 % y del 5,90 %, respectivamente, mucho más alto que el 2,98 % y 4,33 % de las últimas emisiones del mismo tipo.
La demanda de la subasta fue 2,3 veces superior a la oferta en el plazo más corto, en el que se vendieron 550 millones de euros, y 2,6 en el más largo, que colocó 455 millones.
La emisión, que siguió a otra de 1.650 millones a quince meses, colocada la semana pasada, se produjo cuando la percepción de riesgo sobre la situación lusa se hace sentir también en los títulos a largo plazo que cotizan en el mercado secundario.
Los intereses que penalizan la deuda portuguesa a cinco años, superaron esta semana el 10 % y los bonos a diez años el 8,77 %, aunque hoy parecían estabilizados.
Los analistas financieros consideraron especialmente significativo el recrudecimiento de las tasas de interés en el plazo de seis meses de la subasta de hoy, que se ha disparado desde el pasado 11 de marzo del 2,98 % al 5,11 %.
El Ministerio de Finanzas justificó este agravamiento como la confirmación del "deterioro de las condiciones de financiación" causado por el rechazo parlamentario del último plan de ajuste económico, que forzó la dimisión del primer ministro José Sócrates.
La presión financiera sobre Portugal se ha intensificado además por las decisiones de las principales agencias de notación financiera de rebajar cinco niveles en menos de dos semanas la calificación del país y de sus principales bancos.
Standard & Poor's (S&P) y Fitch han situado en la última semana la deuda soberana lusa en "BBB-", cerca del bono basura, mientras que Moody's realizó una rebaja menos drástica, hasta "Baa1".
Las tres agencias decidieron también cortar la nota de los principales bancos lusos debido al contexto de incertidumbre política y presupuestaria del país.
Las voces favorables para pedir ayuda cuanto antes van en aumento y el presidente del BES, Ricardo Salgado, y el del BCP, Carlos Santos Ferreira, abogaron por tramitar al menos una ayuda "intermedia", de 10.000 a 15.000 millones de euros para salvar la "preocupante" situación.
Más drástico aún se mostró el presidente de la Asociación Portuguesa de Bancos (APB), Antonio de Sousa, quien consideró hoy urgente que Portugal pida auxilio porque sus instituciones financieras no tienen ya dinero para prestar y mover la economía.
Sin embargo, un portavoz de la Comisión Europea aclaró el martes que no se puede facilitar un préstamo a corto plazo a Portugal, fuera de lo previsto en el fondo de rescate para evitar bancarrotas.
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