Washington, 3 oct (EFE).- La explotación infantil es aún un problema en 71 países del mundo, entre ellos varios latinoamericanos, según tres informes que presentó hoy la secretaria de Trabajo de Estados Unidos, Hilda Solís.
Entre los países que aparecen en los informes se encuentran Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras y Perú.
La agricultura y la minería son los sectores que más se surten del trabajo infantil en los países de América Latina, seguidos por la pornografía, apuntan los estudios.
Según los datos proporcionados por el Departamento de Trabajo, el empleo infantil continúa siendo mano de obra para la fabricación de más de una decena de productos diferentes.
"Estos informes dan una visión de los esfuerzos internacionales que se están haciendo para proteger a los niños de trabajos peligrosos e identifican las debilidades políticas y de ejecución que los hacen más vulnerables", dijo Solís durante la presentación.
La secretaria de Trabajo estadounidense explicó que a través de una mayor educación y concienciación, así como mediante la asistencia a familias y Gobiernos, "se puede lograr que la explotación infantil sea cosa del pasado".
Los resultados de "Worst forms of child labor" (Las peores formas de trabajo infantil) contienen perfiles pormenorizados sobre 140 países donde los niños practican trabajos peligrosos.
Además, el estudio recoge las principales conclusiones sobre los esfuerzos de cada Gobierno central para hacer frente a este tipo de abuso, las lagunas legislativas al respecto y las acciones propuestas por cada país para mejorar las respectivas políticas.
El segundo de los informes presentados por el Departamento de Trabajo, la Lista de bienes producidos mediante trabajo infantil o trabajo forzado, reveló que el número de productos facturados bajo este tipo de circunstancias alcanza los 130 y los países que los producen son 71.
Un tercer informe incluye los ladrillos en Afganistán y la extracción de casiterita y coltán en la República Democrática del Congo entre los productos obtenidos mediante trabajos forzados o contratos de aprendizaje infantil.
Los tres informes fueron elaborados por la Oficina de Asuntos Laborales Internacionales basándose en datos obtenidos por las embajadas de EE.UU., Gobiernos extranjeros, ONGs e investigación académica, entre otros.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que unos 12,3 millones de personas practican trabajos forzados en todo el mundo y que 215 millones de niños son trabajadores, de los cuales 115 millones lo son en condiciones de riesgo, informó el Departamento de Trabajo.
Para combatir esta lacra, el Gobierno estadounidense financiará tres proyectos distintos, mediante varias subvenciones que ascienden a 32,5 millones de dólares.
La OIT y el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC, en inglés) llevarán a cabo dos de los proyectos donde participa el Gobierno estadounidense.
Estados Unidos invertirá 15 millones de dólares en el Programa de Acción Global sobre Trabajo Infantil, conocido como GAP, que asistirá a más de 40 países mejorando su legislación, ejecutando políticas sobre trabajo infantil y aumentando la capacidad de los Gobiernos para ofrecer un sistema de educación accesible para las familias más vulnerables.
Además, la OIT e IPEC participarán también del Proyecto de Monitorización y Evaluación Global (GEM, en inglés), cuyo principal objetivo es analizar las estrategias e incrementar el conocimiento sobre la situación de la explotación infantil en el mundo y en el que EE.UU. invertirá 2,5 millones de dólares.
Los otros 15 millones restantes irán destinados a frenar la explotación infantil en Filipinas, donde cerca de 1,2 millones de niños están empleados en el sector agrícola. EFE