Nueva York, 30 sep (EFE).- Wall Street cerró el mes de septiembre con unas pérdidas no vistas en el S&P 500 desde que comenzó la pandemia, interrumpiendo una buena racha que se alargaba más de medio año al asimilar que pronto empezarán a reducirse los estímulos monetarios desplegados para apoyar la economía.
Los siete meses de subida previos, con lluvia de récords incluida, han dejado paso a una sequía: el Dow Jones de Industriales no ha registrado un máximo desde mitad de agosto, mientras que el selectivo S&P 500 y el índice Nasdaq abandonaron el territorio histórico a principios de septiembre.
En el conjunto del mes, el Dow Jones ha perdido un 4,3 %; el S&P 500 un 4,8 % y el Nasdaq un 5,3 %, un rendimiento especialmente malo para el indicador más amplio del mercado, que no había sufrido tal caída desde marzo de 2020.
Tampoco ha habido celebración en el resto de plazas internacionales: Londres pierde el 0,47 % este mes; Madrid el 0,57 %; Milán el 1,25 %; París el 2,4 % y Fráncfort el 3,63 %. En Asia, Hong Kong cedió el 5,04 % pero Tokio subió el 4,85 %.
En el tercer trimestre, el resultado en el parqué estadounidense ha sido mixto, con el mayor descenso en el Dow Jones, del 1,9 %; un aumento del 0,2 % en el S&P 500 -que anota su sexto trimestre al alza- y un leve recorte del 0,4 % en el Nasdaq.
Septiembre, un mes tradicionalmente flojo para la bolsa, ha sufrido los efectos de la retirada de EE.UU. de Afganistán y las consecuencias de desastres como el huracán Ida en la cadena de suministro, y finalmente se ha visto agitado por la crisis inmobiliaria de la china Evergrande.
"El límite que se cierne sobre el techo de la deuda y las discusiones relacionadas en el Congreso pueden no ser la mayor preocupación para el consumidor medio, pero probablemente tampoco levantan los ánimos", agregaron expertos de Wells Fargo (NYSE:WFC) en un informe.
"Los inversores es EE.UU. están felices de que acabe septiembre. La bolsa ha acabado a la baja, con los legisladores intentando evitar el cierre del Gobierno y conseguir la ley de infraestructuras de 1 billón de dólares mientras se cuece una crisis energética en el extranjero", opinó Ed Moya, analista de Oanda.
Mientras tanto, la Reserva Federal y su calendario para la retirada de estímulos monetarios ha seguido en el foco, sobre todo después de que el banco central apuntara que podría comenzar a reducir las compras de activos pronto y bajar los tipos de interés en 2022.
La perspectiva de que disminuya la ayuda a una economía en recuperación y cuya inflación parece peor de lo que se pensaba ha movido finalmente el mercado de deuda, donde el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años se ha elevado a niveles no vistos en tres meses.
Con el rendimiento del título de referencia comenzando el mes en torno al 1,3 % y alcanzando hasta un 1,56 % en su momento álgido, esta última semana, el más perjudicado ha sido el sector tecnológico, caracterizado por aglutinar a empresas de alta capitalización.
La confianza de los consumidores ha caído a su punto más bajo por el repunte de casos de covid-19 que se atribuye a la variante delta, pero los analistas de Wells Fargo creen que la situación mejorará pronto, ya que hay optimismo respecto a la fortaleza del mercado laboral.
En el mercado de petróleo ha habido fuertes subidas del precio por el desajuste entre la oferta y la demanda, y el barril de Texas se sitúa en 75 dólares tras una fuerte revalorización mensual del 9,5 %. Por su parte, el barril de Brent se ha estabilizado cerca de los 80 dólares.