Raúl Cortés
Montevideo, 6 mar (EFE).- La inflación, que en lo que va de 2014 ha trepado un 4,1 % y alcanzado la tasa interanual más alta en diez años, mantiene en vilo a Uruguay, donde las autoridades no esconden su preocupación pero aseguran poder controlar este indicador pero los analistas alertan de que eso está lejos de suceder.
Aunque todavía se encuentra a mucha distancia de Venezuela y Argentina, Uruguay se ha asentado en los últimos tiempos como el tercer país con mayor inflación de América Latina, lo que está encareciendo notablemente la vida en un país históricamente caro.
Según los últimos datos oficiales difundidos esta semana, la inflación fue del 1,66 % en febrero, lo que unido al 2,44 % de enero llevó este índice al 9,82 % en los últimos doce meses, la tasa interanual más alta desde agosto de 2002, en plena crisis financiera por el contagio de la suspensión de pagos argentina.
Tras comparecer ante el Senado este jueves, el ministro de Economía, Mario Bergara, reconoció a la prensa que este fenómeno es su "principal foco de preocupación y de atención".
El ministro consideró no obstante que lo sucedido en febrero responde solo a "un pequeño salto" motivado "por razones circunstanciales", concretamente por el aumento de precio de las frutas y las verduras a causa de los temporales que han azotado al país en estas primeras semanas del año.
Explicó que el Gobierno va a mantener "el talante contractivo de la política monetaria" para contrarrestar la situación, pero confesó que el "diagnóstico" de las autoridades es que "la política monetaria hoy no es suficiente ni es demasiado efectiva para que la inflación baje de manera rápida".
Bergara se desempeñó en los últimos años como presidente del Banco Central del Uruguay hasta asumir el Ministerio en diciembre pasado.
Pese a la incertidumbre, Bergara aseguró hoy que "no hay ninguna situación fuera de control" y que aunque "no está planteado ahora sobre la mesa negociar acuerdos de precios", tampoco es algo que las autoridades "descarten".
Consultada por Efe, la analista Florencia Carriquiry, de la consultora Delloite, explicó que la inflación de enero era "esperada" por la repercusión del aumento anual de tarifas de la empresa eléctrica estatal UTE.
Sin embargo, advirtió que la inflación de febrero fue "más sorprendente", porque los analistas esperaban "un dato menor, del 1,2 %, pese a incluir en sus análisis las consecuencias del mal tiempo sobre las cosechas
Carriquiry consideró que "las presiones inflacionarias están siendo muy persistentes, sobre todo por la demanda interna", que vinculó con el aumento del poder adquisitivo de la población gracias a los aumentos salariales por convenios sectoriales impuestos por el Gobierno, en manos del bloque izquierdista Frente Amplio desde 2005.
Este pez que se muerde la cola, unido a la política fiscal, donde abogó por "más contención de gasto público", es para la analista "el principal problema" que enfrenta el país en su lucha contra la inflación, y no tanto la devaluación del peso respecto al dólar, como han sostenido las autoridades.
"El dólar estuvo en caída libre durante años" e "igual teníamos una inflación del 8 %".
Para Carriquiry, en la última década, cuando "Uruguay crecía a un buen nivel", con promedios del 6 % anuales, y contaba con "un contexto internacional muy favorable", con altos precios de las materias primas, su principal producto de exportación, el país debería haber aplicado una política monetaria menos "flexible", con "tasas de interés más altas".
"Ahora con este cambio de paradigma no tenemos margen" para responder ante la espiral de inflación, advirtió.
En una visita realizada la semana pasada a Montevideo, el subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional, Naoyuki Shinohara, señaló la contención de la inflación como "una prioridad clave" para el país, aunque ensalzó "el reciente endurecimiento de la política monetaria" por parte de las autoridades uruguayas.
Menos diplomática, Carriquiry advirtió hoy del peligro de tolerar la existencia de una inflación de dos dígitos.
"El 10 % es un ancla importante. En general se confiaba en que la inflación no iba a superarlo. Si se pierde ese ancla el riesgo de que se dé una espiral es realmente importante", concluyó.