Londres, 7 jun (EFE).- Agustín Carstens, gobernador del Banco Central de México y principal candidato de los países emergentes para dirigir el Fondo Monetario Internacional (FMI), ha acusado a los países europeos de no jugar limpio en la pugna por sustituir al francés Dominique Strauss-Kahn al frente de la institución.
En una entrevista con el "Financial Times", Carstens admite que afronta "una batalla cuesta arriba" contra la ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, candidata europea, por lo que hace un llamamiento a los países emergentes para que le apoyen.
"Si los países emergentes no actúan en línea con nuestras aspiraciones, nunca llegaremos a donde queremos estar. Si cedemos a la 'iglesia' europea y tratamos este asunto como siempre, las cosas nunca cambiarán", declara el gobernador mexicano.
El exvicedirector ejecutivo del FMI, de 52 años, se muestra partidario de que el nuevo director del Fondo sea elegido en un proceso justo y abierto basado en los méritos de los candidatos.
El plazo de presentación de candidatos para sustituir a Strauss-Kahn, que dimitió tras ser acusado de agresión sexual en EEUU, termina el próximo día 10, pero Carstens considera que hay pocas opciones de un cambio y que la decisión parece tomada.
"Los europeos no están actuando de esa manera (con justicia y transparencia). Incluso antes de que tengamos una lista final de candidatos, ya se han decidido", critica el gobernador.
Carstens se considera un pragmático pese a su paso por la ortodoxia económica de la Escuela de Chicago y responde a las críticas europeas en el sentido de que es un "halcón" en materia económica afirmando: "en Chicago no aprendí una religión".
En la entrevista, también expresa sus críticas a las políticas de los Gobiernos europeos en el último año, por no haber sido capaces de frenar la crisis de deuda en la zona euro y advierte de que la incapacidad de actuar solo derivará en más problemas.
En su opinión, las economías europeas con problemas deben adoptar cuanto antes medidas fiscales más sólidas y reformas estructurales.
No obstante, considera que una eventual suspensión de pagos de la deuda o una reestructuración de la misma debe ser el último recurso.
"La reestructuración no es la solución mágica. Por si misma, no será el truco. Si no se arreglan otros aspectos, las economías no alcanzarán una situación sostenible", argumenta.
La señal de que esa estabilidad ha llegado, añade Carstens, es que los países con problemas de solvencia para hacer frente a su deuda vuelvan a los mercados internacionales de capital.
"Una vez que se llega a ese punto, se entra en un círculo virtuoso. Los diferenciales de los bonos caen, la presión fiscal cae y aumenta la creación de empleo. Los beneficios son enormes y mayores de lo que se esperaba", explica el banquero.
Sobre la zona euro, considera que "no se discute ahora que se trata de una unión óptima de divisas" y advierte de que abandonar la divisa única europea sería "muy, muy costoso". EFE