San José, 22 may (EFE).- La presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, está dispuesta a ceder ante la oposición y aplicar cambios en la reforma fiscal que impulsa ante el Congreso, aunque ello signifique bajar las pretensiones originales de recaudación del plan.
"Es poco lo que se sacrifica. La recaudación pasará de 2,5 % del PIB a 2,2 % o 2,3 %. Si esas concesiones que estamos dispuestos a dar frente a grupos políticos consiguen que pase una reforma de 2 %, bien vale la pena que concedamos", expresó Chinchilla en una entrevista publicada hoy por el diario La Nación.
El Gobierno de Chinchilla impulsa desde enero pasado en el Congreso una reforma tributaria que aumente la recaudación en 2,5 % del Producto Interno Bruto (PIB), con el fin de paliar el déficit que en el 2010 cerró en 5,3 % del PIB y que en el primer cuatrimestre del 2011 ya alcanza el 1,8 %.
El proyecto ha sido rechazado por los partidos opositores, que conformaron una alianza y cuentan con mayoría de diputados, ya que a su juicio afectará más a las clases medias y bajas al gravar, entre otras cosas, servicios como la educación y salud privados, que antes estaban exentos.
Los opositores presentaron al Gobierno una serie de cambios a la reforma tributaria que implicarían una disminución en la pretensión inicial de recaudación, las cuales están siendo analizadas por el Ejecutivo.
Chinchilla dijo que su "obligación" es "seguir teniendo esperanza" en que será aprobada la reforma y subrayó que "todos los grupos (políticos) reconocen" que hay "un tema fiscal serio" y que si no se hace algo se pagará "un costo muy alto".
La mandataria aseguró que ha hecho lo máximo por recortar gastos en el Gobierno central y que ya no puede seguir haciéndolo porque se verían afectados asuntos como los salarios, la inversión y proyectos sociales.
Chinchilla, quien el pasado 8 de mayo cumplió un año de Gobierno, dijo que en materia económica ese periodo ha sido "de señales optimistamente moderadas".
"Se mantiene la tendencia de crecimiento de economía y del empleo y se contiene la inflación, que es lo que más le importa a gente. La preocupación es el tipo de cambio (del dólar) al mediano plazo y la afectación a la competitividad", manifestó. EFE