Por Natalie Thomas
BALLACHULISH, Escocia, 4 oct (Reuters) - En la cima azotada por el viento del Buachaille Etive Mòr, un pico escocés de más de 1.020 metros sobre el nivel del mar, Nick Gardner, de 81 años, se detiene para contemplar las escarpadas cumbres, los lagos y los valles visibles a través de las nubes.
"Es tan emocionante cada vez que me siento como un niño pequeño", dice. "Necesito mi gorro y mis guantes y mi cortavientos, pero es absolutamente magnífico. Preferiría estar aquí que en una casa con calefacción central".
Para Gardner, que se trasladó con su esposa Janet desde los suburbios de Inglaterra a un remoto rincón de las tierras altas escocesas a los 50 años, escalar montañas se ha convertido en algo más que un sueño de juventud.
Dos años después de que le diagnosticaran alzhéimer en 2018, Janet, una antigua profesora que también padece osteoporosis, enfermó tanto que necesitó cuidados las 24 horas del día. Gardner estaba devastado y decidió que necesitaba un reto que le ayudara a sobrellevar la situación.
"Cuando se volvió demasiado para mí, cuando ella comenzó a ir al hospital y estar bajo cuidado, (...) simplemente no supe qué hacer. Llevábamos 30 años acostumbrados a la compañía mutua las 24 horas del día. Y de repente se fue", dijo.
"Hacer esta escalada me ha permitido volver a centrarme hasta cierto punto. Tenía que encontrar algo de este tipo, de lo contrario habría tenido (...) problemas de salud mental. Lo sé", señaló.
La tarea que se propuso desafiaría a muchos con la mitad de su edad: escalar los 282 "Munros" de Escocia, o montañas de más de 900 metros, en 1.200 días. Hasta ahora ha completado 87. En honor a Janet, está recaudando dinero para las organizaciones benéficas Alzheimer Scotland y Royal Osteoporosis Society.
Aprendiendo sobre las redes sociales a medida que avanza, registra sus progresos en Facebook (NASDAQ:FB) e Instagram. Muchos de los mensajes que aparecen en su página web de recaudación de fondos, en la que ha reunido más de 30.000 libras de un objetivo de 40.000, son de personas que ha conocido en la montaña.
"Creo que (fue) la tercera montaña que subí en la que casualmente estaba conversando con otros escaladores y mencioné por casualidad lo que estaba haciendo para este reto. Y no podían creerlo. (...) Estaban asombrados", dijo.
"Obviamente, pensé, tengo algo aquí. Realmente lo tengo. Y no me di cuenta del potencial. Y desde entonces, cuando veo a la gente en la colina, les paro y mantengo una pequeña conversación con ellos, les cuento lo que estoy haciendo", agregó.
(Escrito por Alex Richardson; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)