Por Philip Pullella y Krisztina Than
BUDAPEST, 29 abr (Reuters) - El Papa Francisco se reunió el sábado con refugiados ucranianos, en el segundo día de su visita a Hungría, diciéndoles que un futuro diferente es posible mientras describían las penurias a las que se han enfrentado desde que comenzó la guerra.
Francisco se reunió con unos 600 refugiados, pobres y personas sin hogar en una visita a una iglesia de Budapest un día después de advertir de los peligros del creciente nacionalismo en Europa y decir al gobierno del primer ministro Viktor Orban que aceptar a los migrantes junto con el resto del continente sería un verdadero signo de cristianismo.
Francisco recibió una serenata de una banda de gitanos húngaros vestidos con estampados florales y pareció disfrutar de la música mientras le rodeaban sentado en su silla de ruedas.
Antes, escuchó a un refugiado, Oleg Yakovlev, que le contó cómo él, su mujer, Lyudmila, y sus cinco hijos tuvieron que abandonar su ciudad natal, Dnipro, hace un año tras los bombardeos rusos.
"Nos acogieron aquí y hemos encontrado un nuevo hogar, pero muchos han sufrido y siguen sufriendo a causa de la guerra", dijo Yakovlev al Papa, describiendo el largo viaje de la familia hasta ponerse a salvo en Hungría.
Desde que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022, millones de refugiados han huido a través de Europa Central, incluida Hungría, y se han trasladado a otros países. Unos 35.000 han solicitado el estatuto de protección temporal en Hungría.
Francisco, haciéndose eco de su discurso del viernes, dijo que expresar compasión por los que sufren la pobreza y la tragedia es una parte integral de ser cristiano, incluso si los necesitados no son creyentes.
"Incluso en medio del dolor y el sufrimiento, una vez que hemos recibido el bálsamo del amor, encontramos el coraje necesario para seguir adelante: encontramos la fuerza para creer que no todo está perdido, y que un futuro diferente es posible", dijo.
Por la tarde, Francisco se dirigió a 12.000 jóvenes en un pabellón deportivo, y sonrió cuando le regalaron uno de los inventos más famosos de la Hungría moderna: un cubo de Rubik.
En un gesto significativo para el diálogo interreligioso, el Papa también se reunió con el metropolitano Hilarión, representante de la Iglesia Ortodoxa Rusa en Budapest, que el año pasado fue destituido del puesto de número dos en la sede central en Moscú por diferencias internas sobre Ucrania.
El patriarca Cirilo es un estrecho aliado del Presidente ruso Vladimir Putin y apoya plenamente la guerra como baluarte contra un Occidente que califica de decadente.
La Unión Europea intentó incluir a Kirill en su lista de sanciones el año pasado, pero los Estados miembros no lograron unanimidad al respecto, ya que Hungría se opuso a su inclusión.
Las relaciones entre el Vaticano y la República del Congo son frías desde que Francisco dijo el año pasado que Kirill no debía ser "el monaguillo de Putin".
(Reporte adicional de Krisztina Than y Boldiszar Gyori; editado en español por Carlos Serrano)