Por Miguel Pereira y Marco Trujillo
LA PALMA, España, 4 oct (Reuters) - Eva Kubelkova es una aficionada a los volcanes que viaja por el mundo en busca de erupciones activas. Intrigada por los informes de actividad sísmica en La Palma, en las Islas Canarias, reservó un billete para ir allí un día antes de que una enorme erupción sacudiera la isla.
"Estaba mirando los datos... y pensé, una alerta amarilla para este volcán de La Palma, esto no es normal, puede haber una erupción muy pronto", dijo Kubelkova, de 32 años.
Al día siguiente, el 19 de septiembre, el volcán Cumbre Vieja comenzó a expulsar borbotones de lava al rojo vivo que durante los 10 días siguientes se abrieron paso lentamente hacia el mar, arrasando cientos de edificios y granjas, y obligando a la evacuación de miles de personas.
"Cuando vi con mis propios ojos lo potente que es, me quedé temblando toda la tarde. Esto es realmente grande y algo nuevo incluso después de todos estos años viendo volcanes", dijo a Reuters.
"Este, con su sonido aterrador, fue algo especial", dijo Kubelkova mientras tomaba fotos del volcán humeante desde una terraza de estuco blanco a unos pocos kilómetros de distancia.
Originaria de la República Checa, Kubelkova se sintió inspirada durante la pandemia de COVID-19 para dejar su trabajo en la industria farmacéutica y trasladarse a la cadena de islas volcánicas portuguesas de las Azores con el fin de dedicarse a su pasión.
"Para mí... la lava que sale de la tierra, la siento como la sangre del planeta... La piedra está respirando, no está muerta", dijo.
El lunes por la mañana se intensificó la actividad del volcán, por lo que Kubelkova ya tiene previsto volver a visitarlo.
"Esto me hace sentir que tengo que volver", dijo, mirando hacia el lugar de la erupción.
"Quiero ir de excursión a ese lugar y ver el cráter y todo lo que hemos estado observando aquí durante dos semanas".
(Reporte de Miguel Pereira, Marco Trujillo y Borja Suárez en La Palma; escrito por Jessica Jones y Nathan Allen; Edición de Mark Heinrich; traducción de Flora Gómez en la redacción de Gdansk)