Por Michel Rose
PARÍS (Reuters) - Emmanuel Macron parecía destinado a un ascenso constante en las filas del poder establecido francés cuando decidió aplicar en el mundo de la política sus habilidades para alcanzar acuerdos como banquero de inversión.
Pero desde que se salió por su cuenta después de sólo dos años como ministro, transmite un fuerte mensaje contra el 'establishment' que le ha ayudado a erigirse como favorito para ganar las elecciones presidenciales más inciertas de Francia antes de cumplir los cuarenta.
Un desconocido para la mayoría de la gente hace tres años, este galo de 39 años podría convertirse en el jefe de estado más joven de Francia desde Napoleón.
Muchos atribuyen su asombroso ascenso a un profundo deseo de una cara nueva, que coincide con el inesperado desplome de muchos oponentes tradicionales.
Pero también tiene que ver su agudo sentido táctico.
Aprovechando el desencanto del pueblo con el 'statu quo', Macron ha prometido sacudir el sistema a pesar de haber pasado por las prestigiosas escuelas francesas, de hacer una fortuna por intermediar en una operación de 10.000 millones de dólares para Rothschild y de formar parte de un gobierno socialista bajo el mando del presidente François Hollande.
"Francia está bloqueada por las tendencias de las élites francesas a seguir sirviéndose a sí mismas", dijo ante simpatizantes en un mitin en Pau, ciudad del sur de Francia, antes de bajar la voz y añadir: "Y os contaré un pequeño secreto: Lo sé porque tomé parte en ello".
Después de Rothschild, se unió al equipo de Hollande en el Elíseo en 2012 y no pasó mucho tiempo antes de convertirse en ministro.
Allí criticó a vacas sagradas del "modelo social" como la semana laboral de 35 horas, la protección blindada del empleo y la conciliación laboral en el funcionariado.
Estos mensajes le han convertido en uno de los políticos más populares de Francia, lo que es un gran logro para un exbanquero en un país en el que muchos desprecian los altos círculos financieros, aunque mucha gente de la izquierda tradicional sigue desconfiando de él.
Macron asegura que su ambición es cerrar la brecha entre izquierda y derecha que divide desde hace mucho tiempo a la política francesa.
Cuando dimitió como ministro de Economía en agosto de 2016 para montar desde la nada el movimiento político "En Marche!" este mes de abril, muchos críticos lo consideraron, en el mejor de los casos, como una estrella fugaz con los días contados.
Sin embargo, el caos del partido socialista y el escándalo financiero en el que se sumió el candidato de centroderecha, François Fillon, propició que Macron se catapultase a la pole electoral.
Ha confundido a sus oponentes al conseguir un fuerte apoyo de base y ganarse el apoyo de políticos que han desertado desde el centro-izquierda y el centro-derecha.
Con Fillon, y ahora también el candidato de extrema izquierda Jean-Luc Melenchon, derrotados en primera ronda según los sondeos, su principal rival al Elíseo es Marine Le Pen, la líder de extrema derecha del Frente Nacional.
Le Pen, a la que las encuestas dan como perdedora ante Macron en segunda vuelta el 7 de mayo, lo apoda despectivamente como el candidato del "dinero".
"El señor Macron no defiende los intereses del pueblo. Defiende los intereses de los grandes poderes financieros. Defiende los intereses de los grandes bancos", dijo.
Macron está casado con Brigitte Trogneux, que fue profesora en su colegio y a la que conoce desde los 16 años. La diferencia de 25 años que hay entre ambos ha dado mucho que hablar en las revistas del corazón.
En febrero, desmintió públicamente que hubiese tenido una relación homosexual fuera de su matrimonio.