Alejandro Méndez
Buenos Aires, 5 ene (EFE).- En coincidencia con la llegada de los Reyes Magos, las capas medias y altas de la población de Buenos Aires y su conurbano comienzan a recibir hoy facturas de servicios públicos con fuertes alzas en las tarifas, a raíz de la retirada de subsidios que durante años beneficiaron tanto a ricos como a pobres.
Entre las malas noticias, destaca la que reciben 1,5 millones de pasajeros que usan a diario el metro de Buenos Aires, cuyo boleto subirá un 127 por ciento por disposición del alcalde, el conservador Mauricio Macri, poco después de que el Gobierno federal le transfiriera la responsabilidad del servicio, en manos de un concesionario privado.
En la red social Twitter sobresalen los mensajes con la etiqueta #EnElSubteDeMacri, en los que miles de usuarios repudian el ajuste o hacen bromas con la figura del alcalde, enfrentado con el Gobierno peronista de Cristina Fernández, quien convalece de una operación de un cáncer de tiroides a poco de iniciar su segundo mandato.
Mientras, unos 285.000 habitantes de los barrios más caros de Buenos Aires y de áreas acomodadas de la periferia de la capital argentina comienzan a recibir facturas del suministro de electricidad, gas y agua potable con alzas de tarifas que van del 100 al 250 por ciento.
Esta es la primera consecuencia de las retirada de los subsidios estatales "para quienes no lo necesitan", como se anunció oficialmente poco después de que Fernández lograra la reelección con una aplastante victoria (54,11 % de los votos) en los comicios presidenciales de octubre pasado.
El Estado ha estado subsidiando a los servicios públicos en las zonas más pobladas del país desde 2004, cuando la jefatura del Estado estaba en manos del fallecido Néstor Kirchner, esposo y antecesor de Fernández.
Tanto la mandataria como sus colaboradores han dado a entender que empieza una etapa de austeridad en previsión del impacto de la crisis económica que padece Europa y EE.UU., con lo que se calcula que el recorte de subsidios supondrá un ahorro por unos 1.630 millones de dólares este año.
El martes, al cabo de largas negociaciones, el Gobierno de Fernández transfirió la administración del metro a la Alcaldía de Buenos Aires con la condición de seguir pagando subsidios por 360 millones de pesos (unos 83,7 millones de dólares) este año, la mitad de lo que el Tesoro federal desembolsaba hasta 2011.
Macri, empresario y expresidente del popular Boca Juniors, decretó que el boleto del metro pasara de 1,10 a 2,5 pesos (de unos 25 a 68 centavos de dólar) para compensar la reducción del subsidio federal, medida que desató el inmediato rechazo de asociaciones de consumidores.
La televisión recogió los testimonios de indignados pasajeros que hoy formaron largas filas para comprar hasta el máximo de 20 boletos electrónicos que se permite vender por persona antes de que este viernes entre en vigor "el aumento de los Reyes Magos", como se le dice.
"Si nos organizamos, nos colamos todos #EnelsubtedeMacri", dijo un usuario de Twitter, mientras que otro sostuvo que las líneas B, C y D del metro "pasarán a llamarse BMW".
También abundan los mensajes que bromean con la retirada de subsidios "a quienes no lo necesitan", entre ellos los de "pobres" residentes en los barrios Parque y Recoleta, los más caros de Buenos Aires, que se quejan del alza del coste de vida.
Hubo quien dijo que es "un excelente chiste" el argumento gubernamental según el cual el retiro de subsidios "no es un aumento de tarifas", mientras que otro bromeó con que si el ahorro va "a obras, educación y salud y las tarifas no aumentan" los argentinos "vivirían en el paraíso". EFE