En este artículo aprenderemos todo lo que hay que saber acerca de los ETFs, qué son, cuántos tipos de ETFs existen en el mercado, por qué hay que invertir en ETFs, sus principales ventajas, cómo funcionan y las diferencias con los fondos indexados.
Qué es un ETF en Bolsa
EFT son las siglas en inglés de Exchange Traded Funds, también denominado fondo cotizado.
Su principal función es la de replicar un determinado mercado e intentar ofrecer el mismo rendimiento (positivo o negativo). Existen fondos ETFs sobre renta fija, renta variable, divisas y materias primas.
Al igual que sucede con las acciones, las participaciones de un ETF pueden comprarse y venderse en Bolsa. Por tanto, los fondos ETFs son una mezcla entre fondo de inversión y acciones, permitiendo aprovechar al inversor las ventajas de ambos activos, como serían el poder diversificar las inversiones y el poder operar de manera rápida y sencilla.
El primer ETF apareció en 1993. iShares es un proveedor líder de ETF desde el año 1997. En la actualidad, el sector de ETF representa 5 billones de dólares estadounidenses.
Por qué invertir en ETF
Los fondos ETF presentan una serie de ventajas, entre ellas las principales son la siguientes:
- Diversificación: permite al inversor tener una cartera bien diversificada de cara a minimizar los posibles riesgos de su inversión.
- Simplicidad: simplemente comprando participaciones de un ETF el inversor ya dispone de un buen número de valores cotizados.
- Barato: si un inversor quisiera replicar un índice, el coste económico de adquirir acciones de todas las empresas que lo conforman sería muy elevado. Gracias a los fondos ETF los costes se reducen bastante, además de que tiene unas comisiones reducidas, es más barato que invertir en fondos de inversión tradicionales.
- Sencillez: siguiendo con lo anterior, el inversor que quisiera replicar un índice y comprase títulos de todos los valores que lo forman, le tendría que dedicar una gran cantidad de tiempo y esfuerzo, por no hablar de que también tendría que estar atento para realizar reajustes cada vez que haya cambios en la composición del índice (que entren o salgan compañías, que varíe la ponderación y peso de cada valor en el índice, etc). Con un ETF el inversor se ahorra todo esto.
- Cobertura: se puede utilizar para cubrir una inversión. Ejemplo: una persona está bajista (corto) en el futuro del Ibex 35 porque cree que éste va a caer, lo que hace es al mismo tiempo comprar ETF del Ibex 35 y así está cubierto, si el Ibex 35 no cae sino que sube, aunque pierde dinero con su futuro del Ibex lo gana con su ETF del Ibex.
- Transparencia: se puede consultar cada día los valores incluidos en la cartera del fondo, así como su rentabilidad y costes.
- Flexibilidad: se puede comprar en cualquier momento y la compra se hará efectiva en ese instante, no hay que esperar hasta el final de la sesión.
- Liquidez: se puede comprar y vender en cualquier momento, como una acción y son 100% líquidos.
Qué tipos de ETF existen
- ETFs Tradicionales: replican a un mercado y lo hacen en positivo, es decir, si ese mercado sube el ETF hace lo mismo y sube en la misma proporción. Esto supondría una ganancia para el inversor, pero si es al contrario, si ese mercado replicado cae, el ETF también lo hace y entonces el inversor pierde dinero.
- ETFs Inversos: igual que el anterior, solo que en este caso la réplica es en negativo, es decir, si el mercado al que replica cae el ETF también cae pero genera ganancias al inversor. En cambio, si el mercado en cuestión sube el ETF también sube y será cuando el inversor sufra pérdidas.
- ETFs Apalancados tradicionales: se caracterizan por tener una “vinculación” intensa con el mercado que replica, por lo que si el mercado sube el EFT también sube y genera más ganancias al inversor de lo que sería en proporción a la subida del mercado, pudiendo ser el doble e incluso hasta el triple. En cambio, si el mercado cae el ETF generará el doble o el triple de pérdidas.
- ETFs Inversos apalancados: igual que el anterior pero a la baja, si el mercado cae el ETF generará el doble o triple de beneficios que lo haría dicho mercado, pero si el mercado sube la pérdida que se ha de soportar también es el doble o el triple.
- ETF Réplica física: compra los títulos del índice que busca replicar, por lo que el inversor dispone de los títulos subyacentes.
- ETF Réplica sintética: compra un derivado y suelen ser más arriesgados que los de réplica física.
Por otro lado, si nos centramos en las características del mercado que replica:
- Índices de renta variable: replica cualquiera de los principales índices mundiales (S&P 500, Nasdaq, Eurostoxx, Dax, Ibex).
- Renta fija: replica bonos, deuda de cualquier continente o país.
- Monetario: replica deuda de un país a corto plazo con máxima calificación crediticia.
- Materias primas: replica la mayoría de commodities, tanto metales preciosos como energía y productos agrícolas.
- Sectoriales: replica sectores del mercado, como el bancario, el tecnológico, el de automóviles, etc.
- Regionales: siguen los mercados de una zona geográfica concreta, como por ejemplo Europa, Estados Unidos.
- Globales: replican índices mundiales de renta fija o de renta variable como el MSCIWorld o el ACWorld.
Diferencias entre ETF y fondos indexados
Los ETFs son fondos indexados, es decir, fondos de gestión pasiva cuya finalidad es replicar el comportamiento de un determinado índice bursátil. Pero no son iguales, tienen algunas diferencias:
- Un ETF funciona como una acción y, por lo tanto, se puede comprar y vender en cualquier momento. Un fondo indexado funciona como un fondo de inversión tradicional, que puede suscribirse y reembolsarse una vez al día.
- Un ETF debe estar invertido al 100% mientras que un fondo indexado ha de tener un porcentaje de liquidez obligatorio.
- La réplica de los ETFs es más real que la de un fondo indexado.
- Un fondo indexado está sujeto a la fiscalidad de los fondos de inversión, mientras que la fiscalidad de los ETF será la de las acciones.
Cómo funcionan los ETF
Un ETF tiene la estructura intrínseca de las acciones en cuanto a su mecánica, de manera que puede comprarse y venderse en cualquier momento, al igual que las acciones y a diferencia de los fondos de inversión tradicionales.
Añadir que con un fondo de inversión el valor de mercado se determina al cierre del día, mientras que con un ETF se calcula en tiempo real.
Por tanto, el inversor ha de decidir primero en qué mercado quiere invertir, luego seleccionar o elegir el ETF correspondiente que replique dicho mercado y acto final adquirir participaciones del ETF.
Importante saber que la réplica que haga un ETF de un mercado finalmente no será exacta, ya que al resultado obtenido (sea ganancia o pérdida económica) habrá que restarle la correspondiente comisión de la gestora, comisión que recordemos que es menor que la que aplican los fondos de inversión clásicos.
También hay que tener en cuenta que los ETFs inversos (aquellos que replican a un mercado a la baja) replican con bastante menor exactitud que un ETF “normal”. E incluso a medida que pasa el tiempo la réplica va siendo cada vez menos exacta.
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Cómo tributan los ETF
Hasta hace poco tenía la fiscalidad de las acciones, es decir, se tributaba cada vez que se compraba o vendía ETF, pero la Dirección General de Tributos cambió la norma y ahora separa entre ETF nacional y extranjero. Por lo tanto, los ETFs nacionales tienen la fiscalidad de las acciones y los ETFs extranjeros la fiscalidad de los fondos de inversión.
Se ha de incluir dentro de las rentas del ahorro en el IRPF como ganancia o pérdida patrimonial y los porcentajes son los siguientes:
19%: ganancias hasta 6.000 euros.
21%: ganancias entre 6.000 y 200.000 euros.
26%: ganancias superiores a los 200.000 euros.