"En Europa, el rendimiento también rozó el 20%, a pesar de una caída de los beneficios del 1,0%. En Asia, los resultados fueron dispares: la renta variable japonesa subió casi un 30% y la china bajó más de un 10%", destaca este experto.
"Tres factores contribuyeron al favorable crecimiento de las empresas japonesas: una política monetaria que siguió siendo acomodaticia, una devaluación del yen (-11%) y un flujo constante de actividad, y los cambios en la regulación de los 'planes de ahorro en acciones' japoneses animaron a los inversores a orientarse hacia la renta variable", añade.
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