Por Dilara Senkaya
ESTAMBUL, 1 may (Reuters) - Ilker Yazici —nombre artístico de Miss Putka— estaba en la escuela secundaria cuando descubrió que era gay.
Allí conoció a grupos de defensa del colectivo LGBTQ+ y se unió a protestas callejeras en Ankara, la capital de Turquía, para defender los derechos de este colectivo, portando banderas arcoíris.
"Al principio luché mucho conmigo mismo", dijo. "Creces en Oriente Próximo. No es fácil. Sentía que era el único, como se siente la mayoría de la gente LGBT".
Sin embargo, Ilker, que ahora tiene 23 años, nunca sintió la necesidad de esconderse y siguió adelante para celebrar quién es. Inspirado por el programa de telerrealidad "RuPaul's Drag Race", considera la actuación drag como un acto de autoexpresión más que como un mero entretenimiento.
"El drag es un acto político. Probablemente el público me mira y piensa: '¿Qué hace este friki? Les estoy acostumbrando a ver algo que no están acostumbrados a ver".
Muchos miembros de la comunidad LGBTQ+ de Turquía viven con miedo tras la campaña electoral del año pasado, en la que el presidente Tayyip Erdogan calificó a los grupos LGBTQ+ de "desviados" y prometió reforzar los valores familiares tradicionales. La homosexualidad no es delito en Turquía, pero la hostilidad hacia ella está muy extendida.
El padre de Ilker, que es conservador, desconoce la vida drag: aunque otros familiares se enteraron de las actuaciones —que tienen lugar todos los viernes y sábados por la noche—, nadie se ha atrevido a decírselo.
"Cuando salgo al escenario como 'drag queen', el maquillaje me hace sentir como si me escondiera detrás de una máscara", dice Ilker. "Miss Putka es una persona segura de sí misma, muy abierta a la comunicación. Yo no lo soy".
Ilker estudia diseño industrial en la Universidad del Mármara, en Estambul, pero está pensando en estudiar artes escénicas en España. "Puedes actuar mientras estés sano. Lo haré mientras pueda", afirma.
No le preocupa actuar como drag, pero sí vivir en Turquía.
"No sé qué me deparará el futuro aquí", dice. "Es tan impredecible".
'HAY QUE COMPORTARSE CON RESPETO'
Ilker nunca pensó que se convertiría en un artista drag el día en que, siendo adolescente, robó del armario de su madre una blusa negra de lentejuelas para actuar por primera vez en un escenario en 2019.
Por aquel entonces preparaba el examen de acceso a la universidad y salió de casa por la noche diciéndoles a sus padres que se había olvidado un libro en la biblioteca.
"Corté unos vaqueros negros en pantalones cortos y me los puse debajo de la blusa de mi madre con unos tacones plateados de siete centímetros y una peluca lila extra que me prestó una amiga", relató.
"A pesar de mi aterrador maquillaje y vestuario, el público aplaudió como loco y me sentí como una estrella".
Nacido y criado en Ankara, viajó durante dos años por todo el país para aparecer en los eventos de la revista de vida gay GZone. Fue entonces cuando empezó a comprar disfraces y zapatos en tiendas de segunda mano y mercadillos.
Cuando Miss Putka, cuyo nombre procede de una palabra jergal que significa vagina, empezó a subirse al escenario del XL, un club nocturno de Estambul, dejó de ser un pasatiempo para convertirse en un trabajo habitual. Antes de su primer espectáculo profesional en el club, se entrenó durante un mes con bailarinas rusas con las que compartía escenario.
"El local es enorme. Tengo bailarines detrás y un sastre dispuesto a hacer lo que yo quiera", dice.
Al principio le molestaban los clientes que ignoraban su actuación y le trataban con rudeza cuando visitaba sus mesas. Pero aprendió a lidiar con ello.
"Empecé a decirles: 'Yo trabajo aquí y tienen que comportarse con respeto'. Se disculparon".
Se convirtió en el director de escena, coordinando un equipo de unas 15 personas. Artistas drag con experiencia le aconsejaron que utilizara coreografías para contar una historia y también para ampliar el atractivo de los espectáculos. Así empezó a interpretar canciones populares de Lady Gaga.
El atuendo de monja de Miss Putka, con una cruz roja brillante en la cabeza, se inspiró en el cantante estadounidense Todrick Hall, coreógrafo y juez invitado en "RuPaul's Drag Race". Aunque esta actuación de cinco minutos es la más aclamada, no es su favorita.
"Me encanta aquella en la que disparo llamas desde mis pechos cónicos mientras canto canciones de Rihanna".
(Fotografías de Dilara Senkaya; reporte de Burcu Karakas; edición de Jonathan Spicer y Philippa Fletcher; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)