En la anterior intervención a la de la semana pasada, el BCE había vuelto a lanzar su “clásico” mensaje de que tenían medias de estímulo preparadas para incorporarlas al sistema económico en cualquier momento. Pero lo que revolucionó a los mercados fue que esta vez sí parecía que iba en serio.
Desde entonces las bolsas han dado rienda suelta a las compras hasta la siguiente intervención del BCE, que además coincidía con zonas de soporte importantes. En dicha intervención, Mario Draghi no dejo indiferente a nadie, porque además de tomar las medidas descontadas por el mercado, como la bajada de tipos de interés hasta 0.15% y la tasa de los depósitos de los Bancos hasta el -0.10%, sorprendió inyectando otra nueva dosis de liquidez en dos plazos, el primero de ellos se iniciara en septiembre y por un importe de 400.000 millones de euros, puntualizando que irán destinados mayoritariamente a recuperar la fluidez en el crédito de las empresas y hogares, y no a la compra de deuda pública, como ya ocurriera anteriormente.
Este era el último aliciente que les faltaba a las bolsas para iniciar su despegue. El que más estaba condicionado por el reto era el DAX alemán, que no podía con la resistencia psicológica de los 10.000 puntos, pero las palabras de Draghi sonaron a música celestial y lo que antes eran resistencias infranqueables, ¿quién sabe?, lo mismo se convierten en soportes impenetrables.
En nuestro índice nacional, el IBEX 35, ha pasado algo similar, a principios de años había una unanimidad total en que en algún momento del año alcanzaríamos los 11.000 puntos, pero muy pocos podían pronosticar que pudiese ser antes de finalizar el primer semestre.
Entonces, la pregunta que todos nos estamos haciendo ahora es: ¿hasta cuándo va a durar esto? Es muy posible que en algún momento se produzca una leve corrección de recogida de beneficios, pero ¿habrá vuelta atrás? Parece muy poco posible.
Es curioso que ahora que “parece” haber una cierta estabilidad política, económica y coyuntural nos olvidemos de todos los catalizadores negativos que nos han lastrado el principio de año. En Estados Unidos, ya no se discute sobre cuándo podría producirse la primera subida de tipos de interés, ni de la inestabilidad de las empresas de internet y biotecnología.
Tampoco se manifiestan dudas sobre si se mantendrá el ritmo de crecimiento China, o decepciones intradiarias cuando se vuelve a publicar un dato sobre la contracción en sus PMI´s. Japón vuelve a toparse con máximos y nadie duda ahora de la macro política expansiva que está llevando o el poco crecimiento que está sufriendo el consumo interno. Vivimos en un estado de euforia que no sabemos cuándo acabará, pero cuando lo haga, recuerden los anteriores motivos.
Por delante se nos presenta una semana a priori sin grandes acontecimientos en la que volveremos a poner en prueba la calma en la que nos encontramos.