Números mixtos y modelados en las bolsas europeas en estos momentos. La renta variable sigue bastante perdida, sin tener claro a qué atenerse, pues los catalizadores siguen enfrentándose unos a otros sin patrocinar un rumbo claro.
Si la semana pasada fueron las noticias corporativas las encargadas de anular el efecto positivo del dólar o del petróleo, en esta ocasión, está siendo el mal comportamiento de Wall Street, que a su vez, se debe a cierta modificación en la expectativa sobre la fecha de la próxima subida de tipos.
Desde finales de febrero a comienzos de mayo, tuvimos una serie de datos macroeconómicos negativos en EE.UU. que confirmaron la idea preconcebida de los mercados acerca de que la Fed no volvería a elevar los tipos de interés hasta finales de año. Todo ello provocó una clara debilidad en el dólar, que llegó a superar el nivel de 1,16, manteniéndose por primera vez en los últimos 15 meses, más de tres días por encima de la cota de 1,14.
Pues bien. A raíz del dato de empleo del mes de abril, los datos macroeconómicos americanos han registrado una clara mejoría, lo que ha hecho dudar a los inversores sobre el calendario de la Reserva Federal (Fed) que tenían asumido.
Desde el viernes pasado, tenemos que las Ventas de minoristas, los inventarios empresariales, el índice de confianza de la Universidad de Michigan, el IPC o la Producción Industrial americana, han sorprendido al alza. Ayer mismo, dos miembros de la Fed, Williams y Lockhart, advirtieron sobre la posibilidad de que en junio se puedan subir los tipos de interés.
Este nuevo adelantamiento de las expectativas sobre el calendario de subidas de tipos ha sentado mal a Wall Street, que ayer cayó cerca de un 1%. El dólar se está apreciando en paralelo, y el EUR/USD cotiza ya claramente por debajo de 1,13.
Las bolsas europeas han dado sobradas muestras de las enormes dificultades que tienen para subir sin el apoyo de Wall Street. La caída del euro, o la subida del precio del petróleo (en máximos anuales, bordeando los 50 dólares), no están siendo aprovechados por unos índices que, en las últimas semanas, siempre encuentran algún problema para no armar una subida decente.
Ayer mismo, la sesión fue de más a menos. En Asia, hemos tenido también una sesión bastante plana. El Nikkei ha perdido un 0,05%, tras la publicación de un dato del PIB del Q1 muy por encima de lo esperado (1,7% frente al 0,3%).
En Europa, hemos conocido también que el IPC de la zona euro en abril queda en el -0,2% esperado en términos interanuales mientras que la inflación subyacente queda en el 0,7%.
Tenemos también un buen dato de empleo en Reino Unido, que deja la tasa de desempleo en el 5,1% estimado en abril.
El sector de recursos básicos es el más bajista a estas hora, fruto del mal comportamiento de la cotización de los metales.
En EE.UU. conoceremos esta tarde los inventarios de petróleo a las 16:30, y la lectura de las actas de la última reunión de la Fed a las 20:00. La lectura de estas actas (correspondientes a una reunión que no dejó demasiados titulares, y fue continuista en su mensaje) puede reforzar la actual sensación de los mercados sobre las posibilidades de un endurecimiento de la política monetaria este mismo verano.