La reacción alcista del dólar desde el día de la elección de Trump está siendo remarcable, ha recuperado un 6,5% en sólo 8 sesiones y el viernes alcanzó niveles no visitados desde hacía 13 años.
Las presiones alcistas en el dólar se trasladan a la economía, encareciendo los productos “made in USA” e incentivando las exportaciones, cuyo precio mejora. Así, un dólar fuerte perjudica la balanza exterior Estados Unidos, ya de por sí deficitaria crónica,
...Y también incide reduciendo las incipientes presiones inflacionistas que tanto anhelan las autoridades monetarias.
La desinflación en EE.UU. se importa desde China principalmente y la fuerte pérdida de valor del Remimbi frente al dólar acentúa un problema de déficit estructural.
Las críticas de Trump hacia maniobras sospechosas Chinas para introducir sus productos en EE.UU., son comprensibles y desde esa perspectiva también el regreso a una política “American First”. El yuan ha caído un 14% contra el dólar desde 2014.
Las alusiones a la política cambiaria china fueron muy directas, concretamente, acusando a las autoridades asiáticas de manipular la cotización su moneda artificialmente para ganar competitividad mejorando exportaciones.
No es novedad, se trata de un mero reconocimiento al proceso de devaluaciones competitivas global o “race to the bottom” en marcha desde la crisis.
Aunque la tendencia desinflacionista global podría comenzar a remitir ahora que China, así como Corea del Sur han conseguido romper la racha de desinflación iniciada en 2012 y están registrando tasas positivas y crecientes en su evolución de precios.
La esperada corrección -caída- del cruce dólar-yuan desde los niveles altos alcanzados estos días también tendrá incidencia positiva para la inflación estadounidense y global.
Una moneda fuerte en China ha sido considerado un riesgo para el crecimiento económico chino pero la dependencia del crecimiento del PIB al sector exterior es cada vez menor.
El cambio de modelo que buscan y favorecen las autoridades en China, desde una economía orientada a la exportación a otra centrada en el consumo interno se inició allá por 2006 y avanza de forma que el protagonismo del consumo interno en la formación del PIB es patente.
Uno de los activos que mayor impacto ha recibido la subida del dólar ha sido el yen, que ha caído alrededor del 10% en pocas sesiones beneficiando así al motor de la economía japonesa, sector exportaciones, y coadyuvando en la eficacia de la ineficiente política monetaria impuesta por el Banco de Japón.
La inflación japonesa entró en espiral descendente hace 3 décadas y las autoridades batallan desde entonces con gran énfasis, pero sin éxito, para revertir la situación. La política de tipos negativos tampoco impacta en los precios como se esperaba y el IPC nipón sigue en negativo.
No obstante, los bonos a 10 años que cotizaban en negativo han alineado su comportamiento al del resto de bonos globales de pasadas semanas, caída de precios y subida rentabilidad por la venta de unos Vigilantes temerosos de la inflación, y ha obligado al BOJ a poner en marcha la política de control de precios perfilada el mes pasado y ha anunciado la compra ilimitada de bonos con el fin de mantener la rentabilidad en ZIRP, 0%.
Las presiones desinflacionistas globales están remitiendo con claridad, las expectativas de inflación globales han alcanzado máximos no visitados desde 2004, tal como refleja el post del pasado viernes, y además de EE.UU. Asia, en Europa también se observa una incipiente recuperación de los precios.
Curiosamente, los medios apenas están informando y poniendo de relieve estas novedades tan críticas para el futuro de las economías, políticas monetarias y mercados financieros.
El seguimiento de las tendencias de precios, como anticipo de la respuesta de los inversores y muy particularmente de los Bond Vigilantes, nos ha permitido adelantarnos al giro en la tendencia secular de los bonos y anticipar la dura caída que experimentan los precios desde el pasado mes de julio.
La baja divulgación mediática de un hecho tan crítico, como las incipientes presiones de precios y respuesta normal de los inversores en bonos, no deja de sorprender. El impacto de la inflación en las diferentes clases de activos es un factor de importancia mayor para los inversores, objeto de análisis constante de este blog.
La respuesta de los mercados a los acontecimientos está alineada con las estimaciones más probables y apuntaladas por las autoridades. El enigma de la respuesta de los metales preciosos, contraria a la lógica, es un asunto de máximo interés explicado en detalle (reservado para suscriptores), así como las proyecciones técnicas y oportunidades futuras que de desprenden de su análisis.