Hoy me ha preguntado el primo de mi vecino (no va con segunda intención...) hasta qué punto era importante cuidar los detalles a la hora poder realizar una buena operativa.
A menudo, en la vida y en el trading, cometemos el error de no dar demasiada importancia a aspectos y aparentes pequeñas cosas que creemos insignificantes, pero que resultan fundamentales para nuestro devenir por el acontecer diario y por los mercados. Creemos que se puede vivir, o tradear, dejándonos cosas a medias, descuidando actitudes y comportamientos que nos resulta más fácil obviar, pero que son parte necesaria para un correcto engranaje de nuestra cotidianeidad y de nuestras operaciones.
Si escogemos un determinado modo de relacionarnos con los demás y con los gráficos, no podemos saltarnos unos comportamientos o normas sí y otros no por nuestra propia voluntad o comodidad, no podemos escoger qué ingredientes utilizamos de nuestro sistema y cuáles desechamos: todas las piezas son necesarias en nuestro engranaje, todas las reglas deben ser igual de necesarias, todos los principios y pautas de nuestra forma de tradear deben ser cumplidos y ejecutados a rajatabla, ya que el incumplimiento de uno sólo de ellos, aunque nos parezca insignificante, puede hacer derrumbarse nuestro anhelado castillo de naipes.
Debemos aprender un sistema, formarnos, ponerlo en práctica atreviéndonos a ejecutar un buen puñado de operaciones en real (poco a poco y controlando el riesgo), pero durante el número suficiente de entradas y salidas al mercado, para poder tomar conclusiones acertadas y luego,como les intentó transmitir a mis alumnos, convertirnos en ejecutores profesionales y responsables en todo y todos los días y sesiones. Y una vez que tengamos trazado nuestro plan de trading, dar importancia a absolutamente todos sus ingredientes, no descuidar ni ningunear ninguno de sus elementos, por insignificante que nos pudiera parecer...no dejarnos ningún ingrediente a un lado si queremos que nuestro plato resulte un éxito.
Supongo que muchos conocéis la historia de ese herrero de la Edad Media que tenía fama por realizar un magnífico trabajo en el herraje de los caballos y que por eso le llovían encargos de todas partes, incluyendo el cuidado de los animales del ejército de la Corte Real.Siempre era meticuloso y estricto con su trabajo y revisaba cada puntada que daba en las pezuñas de los animales con mimo y cariño, para asegurarse de que su labor era eficaz y duradera.
Pero un lamentable día, por exceso de confianza, por relajamiento, por prisas... puso un miserable clavo menos en la herradura de un caballo, pensando que no iba a pasar nada.Ese animal partió esa misma noche hacia la batalla, recorriendo todo tipo de caminos, con tan mala suerte de que la herradura mal clavada se desprendió del todo, produciéndose una herida en su pata, que le fué provocando más y más daño, hasta hacer que se derrumbara del todo, en pleno fragor del combate, y dejando al general de los ejércitos a los pies del enemigo...Por un clavo se perdió una herradura, un caballo, un general, una batalla...y una guerra.
No podemos saltarnos ninguno clavo de nuestro sistema: ni pensar que no pasa nada por un día doblar contratos porque vemos que el mercado se va a hundir, ni dejar de clavar/poner los stops por muy segura que veamos una operación, ni entrar o salir antes de tiempo, ni dejar posiciones abiertas si nuestro sistema lo prohíbe...
Cada sesión, esperar para entrar en la dirección que nos marca nuestro sistema, sin pensar en giros ni cambios posteriores sino solamente en lo que estaba haciendo el precio en ese momento (apretamos un clavo), no nos olvidamos de los stops (apretamos otro), controlamos la tentación de cargar en exceso y en todos los índices mundiales a la vez (otro clavo más) y aguantamos también la tentación de salirnos cuando aparezcan una simple vela de un color distinto a nuestra entrada si todos los parámetros siguen a nuestro favor, hasta llegar a nuestro objetivo... (unos cuantos clavos ya ajustados).
De nosotros depende completar y fijar correctamente nuestra herradura con la que nos enfrentamos a la vida y a los mercados... Todo vale, todo cuenta, cada clavo y la mejora de cada detalle suma...No dejemos ni un sólo día de ser profesionales, de asegurarnos de que, al menos por nuestra parte, está todo correcto. Cabalguemos/Preparemos nuestra herradura/Tradeemos con la mayor seguridad posible hacia la victoria...