Existe una idea socialmente aceptada y bien vista sobre el esfuerzo. Incluso sobre el sacrificio. No tanto del sufrimiento, aunque si ese sufrimiento conlleva retribución o provecho, existe cierta admiración.
Saber sufrir. Personas que saben sufrir, equipos que saben sufrir, sociedades que saben sufrir, como modelos de fortaleza mental, entereza, tesón, póngale usted los adjetivos que crea oportunos.
Nadie quiere sufrir, pero, en el fondo, saber sufrir está bien como idea de aguante.
Llevado al mundo de las inversiones, el sufrimiento que entendemos a nivel mundano es una absurda cruz mental que arrastramos con orgullo y gran empeño. Para no intelectualizar demasiado, demos ejemplos de sufrimiento gratuito:
- Opero sin Stop Loss o bien voy moviéndolo con fe de que el precio se gire. La cosa va mal y empezamos a sufrir. Sufrimiento, por cierto, que nace de nuestra voluntad de sufrir. Nadie nos manda meternos en ese jardín pero dejamos la puerta abierta a que se pueda dar esa posibilidad.
- La cosa se complica más y ya estamos perdiendo una gran parte de nuestro capital. Lo pasamos muy mal. Empezamos a asumir que es el justo castigo por nuestra temeridad.
- Hay un atisbo de recuperación y el precio se gira a nuestro favor. Ya llueve menos. Seguimos sufriendo pero vemos esperanzas de supervivencia.
- El precio continúa recuperando terreno y se acerca a Break Even, todavía se encuentra en negativo pero ya la pérdida no es un drama. El precio de nuevo se va en nuestra contra y volvemos a sufrir pensando que deberíamos haber cerrado en el momento en que podíamos salvar los muebles. En este nivel la carga de sufrimiento es tormentosa.
- Estamos en una situación en la que queremos cerrar esa operación cuanto antes. La tensión y la carga es un calvario. El precio vuelve a nuestro favor y ahora sí y por si las moscas, cerramos con poca pérdida.
- Fin del sufrimiento y la tensión. Sensación de alivio. Hemos sabido sufrir, pensarán algunos.
- El precio sigue moviéndose y ahora estaríamos ganado dinero. Bueno, al menos no he quebrado, me conformo con eso.
- En una nueva operación, la diosa fortuna me está haciendo ganar dinero y sorpresa, adivinen, estoy sufriendo de nuevo pensando en si se girará y por una vez que lo tengo en verde será un nuevo rojo. Lo paso mal, el precio se gira un poco y cierro la operación. Fin del sufrimiento. Hoy gano... con sufrimiento, pero gano. No hace falta decir que el precio siguió y siguió en la direccción que yo había pronosticado.
Yo, en mi orgullo de sufridor, pienso que a mí nadie me quita lo que justamente me he ganado.
Como tal, el sufrimiento, anula cualquier espacio para el intelecto, la razón y la sensatez. Es todo lo contrario a lo que buscamos pero asumimos que en la vida hay que sufrir para conseguir objetivos. "Es así, nada es fácil. Todo cuesta".
Absolutamente NO. Si sufres, estás operando mal. Si tienes un Stop razonable quiere decir que asumes esa pérdida. Molesta un stop pero se olvida con facilidad. Si sufres porque no has tomado beneficios a tiempo estás gestionando mal la posición. Si sufres en general con lo que amas, jamás encontrarás la contrapartida que te mereces por tu pasión. No hay medallas para el más sufridor, ni 10 dólares extra de premio por sufrir en un "trade". Nadie contará historias sobre tí por cómo sufrías y lo muy mal que lo pasaste. Eliminemos el concepto de honor y gloria del luchador contra el sufrimiento.
- ¿Por qué sufrimos con la idea de ser disciplinados y así evitar el sufrimiento?
- ¿Por qué entendemos la disciplina como algo desagradable y el sufrimiento como algo inevitable?
- ¿Sólo el dinero ganado con sufrimiento es el que realmente vale?
- ¿Por qué somos instintivamente tan capaces de evitar sufrimiento y dolor físico con poca o casi ninguna experiencia (alejarse del fuego, oscuridad, taparse la cara para evitar impactos…) y en cambio entendemos que sufrir emocionalmente es algo que debe suceder pocas o muchas veces?
En el momento en que el sufrimiento desaparece, lo mejor de nosotros mismos puede tener protagonismo. Os animo a que no le dejéis ni un atisbo de protagonismo y si aun así aparece, eliminadlo cuanto antes. Los grandes volúmenes de sufrimiento que yo he tenido, jamás me los han pagado.