Estamos ante una semana importante, para el cierre del año, con la última reunión de política monetaria de la Reserva Federal (Fed), y una fuerte expectativa en torno a la misma.
Los mercados descuentan con un alto grado de consenso, algo poco usual, que habrá un incremento en los tipos de interés, que desde diciembre de 2015 se mantienen en un rango de 0,25 a 0,50%. El enfrentamiento casi público entre la presidente de la Fed, Janet Yellen, y el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, agrega ingredientes a la decisión del organismo. La funcionaria, incluso, dijo expresamente que no se dejará amedrentar por Trump, en una clara señal de que habrá movimientos poco deseados por el nuevo mandatario.
La Fed, de todas formas, había anticipado durante el año que habría movimientos en 2016, y si bien se demoraron, le queda esta reunión para hacerlos. La variable de la inflación, lejos del 2% anual de meta, no ayuda; pero sí lo hace la medición del empleo, que en noviembre volvió a mostrar cifras sólidas, al tiempo que la tasa de desempleo cayó al 4,6%, el mínimo desde antes de la crisis de 2008.
El panorama político a partir de enero, con la asunción Trump, también colabora para que la Fed tome medidas. Se supone que si el nuevo presidente toma las medidas prometidas, y sus pasos previos parecen dirigirse en ese camino, la economía estadounidense crecerá fuerte en poco tiempo, impulsando un rebrote inflacionario, lo que a su vez justificaría con creces diversos aumentos de tipos de interés.
Claro que todo esto en nada beneficia a China y menos aún a las economías emergentes, de modo que por ese lado es que las acciones de Trump pueden tener algún freno. Para el 20 de enero, igualmente, falta mucho.
El inicio de una semana particular como esta encuentra a las divisas principales con pocos cambios. El euro se recupera luego de una baja a 1,0524, cerca del mínimo del año en 1,0504, y se dirige a la zona de 1,0630 y más arriba a 1,0655, 23,6 y 38,2% del último movimiento bajista del cruce EUR/USD respectivamente.
La libra esterlina, en tanto, mantiene un tono alcista nítido de corto plazo, aún cuando presenta vaivenes importantes, típicos de la divisa británica. El quiebre de 1,2630, línea de tendencia bajista, estirará las ganancias por ahora modestas de la libra en la fecha, con firme resistencia en 1,27.
Por su parte, el yen no detiene su baja, y llegó a su mínimo del 9 de febrero pasado al tocar 116,10, para mostrar en estos momentos una ligera recuperación. Solo el quiebre de 115,50, línea de tendencia alcista medida en el gráfico de 4 horas, podría darle impulso alcista a la divisa nipona, aunque por el momento no se ven indicios de cambio de dirección bruscos. En caso de una baja adicional del yen, 116,10 y 116,45 serán las resistencias a seguir.