En una presentación de carácter totalmente inusual, la titular de la Reserva Federal, Janet Yellen, advirtió el viernes, sobre el cierre de la sesión, que el organismo elevará la semana próxima los tipos de interés, actualmente en el 0,75%.
Como para matizar las palabras tan contundentes, y dejar algo de misterio, avisó que esto sucederá si no hay sorpresas desagradables en la economía, algo que, a una semana vista, queda prácticamente descartado.
Los especialistas venían advirtiendo acerca de una acción de este tipo, que ya había sido también sugerida por varios oficiales del Comité Federal de Mercados Abiertos, en sendas presentaciones durante el mes de febrero. Pero era poco imaginable que la propia Yellen, que se maneja siempre con términos abstractos y dejando puertas abiertas sin datos concretos, diera una fecha tan exacta para un alza de tipos.
Esto, sin dudas, reduce las expectativas que generan habitualmente las reuniones del FOMC, dejando como atractivo el comunicado oficial, que se conocerá en la tarde del día 15 de marzo. Pero también pone de manifiesto algo sobre lo cual habíamos hecho hincapié en entregas anteriores: bastaba que el gobierno de Trump asumiera para que la Fed se diera cuenta de que era hora de empezar a normalizar los mercados. Así, la guerra de Yellen contra Trump queda declarada.
Qué esperar entonces en estos días? El dólar tiene desde ahora bastante terreno para ganar en varios frentes, aunque no en todos. La divisa norteamericana corre a contramano del resto, con su Banco Central que eleva tipos mientras los demás buscan la forma de no recortarlos. Claro que el panorama actual de la economía de Estados Unidos, que va tomando fuerza en todos los aspectos, contrasta con la crisis que atraviesa Europa, algo más aliviada por cierto, y con las dudas que provienen de Asia: Japón no logra arrancar, y China crece cada año un poco menos.
Precisamente, la reunión de política monetaria del Banco Central Europeo, prevista para el jueves, es el evento más importante de la semana. El presidente Draghi otra vez tendrá la palabra, y será quien decida el destino del euro, que más allá de todo, no tiene mucho para ganar.
El viernes será el turno del dato de empleos de Estados Unidos, pero habrá que esperar: aún quedan cinco días, y todo puede suceder, sobre todo en momentos en que las acciones de Wall Street comienzan a acusar el golpe de una tasa que, lentamente, se irá acomodando hacia arriba.