Después del arreón bajista de los mercados fundiendo a titulares los diferentes medios, ahora, 24 horas después, salen los arponeros en sus barquitas a sacar pecho. Contando su última hazaña, la de ayer. Hay quien explica que era de esperar, por eso estaban atentos e incluso pusieron trampas antes de que todo ocurriera.
Ahora, que todo ya pasó, todos son pescadores, y de los buenos, pescadores balleneros. De esos que no pescan morralla, ni salen a la mar sin más. Quizá tengan razón, incrédulo yo, que poca estima me tengo. Total, hasta lo del pequeño Nicolás puede pasar, mira si era listo el chaval.
Me harto a leer por doquier y no hay un tonto que no supiera lo de anteayer y lo del día después, fíjate. Qué quieren que les diga ya, si son todos más listos que yo. Sin alusión, que luego viene la confusión, y se nos va otra ocasión como la de hoy, que ahora dicen que era de esperar, así sin más.
Y todo esto que a mi no me va mal, ni me puedo quejar con mi caña de pescar, quizá mañana sea arponero como el resto, qué listos que son, ¡Dios!