Trípoli, 21 ene (.).- La Compañía Nacional libia de Petróleo (NOC) anunció el levantamiento de la fuerza mayor sobre el yacimiento de Sharara (sur), el más importante y que coexplota la española Repsol (BME:REP), bloqueado desde principios de enero por las protestas antigubernamentales contra el desabastecimiento y la falta de inversión pública.
Los manifestantes evacuaron este sitio, situado en la región de Fezzan, tras alcanzar un acuerdo con el presidente de la NOC, Farhat Ben Qedara, que se comprometió a satisfacer sus demandas con la garantía del mariscal Jalifa Hafter- hombre fuerte del país- tras tres semanas de negociaciones que obligaron el pasado 7 de enero a decretar el estado de fuerza mayor.
Entre sus reivindicaciones se encuentra la creación de empleo, la apertura de un establecimiento hospitalario y mejora de carreteras así como la ejecución del proyecto de la Refinería Sur, cuyo contrato fue firmado en marzo de 2023 entre la filial Zallaf y la estadounidense Honeywell (NASDAQ:HON) para producir gas butano y combustible para aviones entre otros.
En declaraciones a la televisión local Al Ahrar, el viceprimer ministro del Gobierno de Unidad Nacional (GNU)- basado en Trípoli y reconocido por la comunidad internacional- Ramadan Abu Jinnah, aseguró que el sur del país es "muy estable" y sólo necesita un desarrollo "real", por lo que anunció el aumento de las cuotas de combustible y el traslado de la sede de la compañía Akakus, una de las más importantes, a esta región.
Sharara, con una producción media de 300.000 barriles diarios, está gestionado por la NOC a través de Akakus junto a la española Repsol, la francesa Total, la australiana OMV (VIE:OMVV) y la noruego Equinor.
El pasado mes de julio un grupo de manifestantes ya paralizó su producción y bloqueó las exportaciones en protesta contra la detención del exministro de Economía, Faraj Boumtari, acusado de impago de salarios por parte de milicias.
Mientras tanto, la planta gasística de Melita (oeste), único centro de exportación hacia Italia a través del gasoducto Greenstream, está amenazada por manifestantes del movimiento "No a la corrupción", que exigen la destitución del presidente de la NOC.
Antes del derrocamiento del dictador Muamar Al Gadafi en 2011, la producción media superaba los 1,8 millones de barriles diarios y desde entonces sus instalaciones han sido objeto de ataques y cierres por los sucesivos conflictos civiles y las luchas de poder entre las dos administraciones enfrentadas.
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