Madrid, 12 ene (.).- La empresa tecnológica del sector financiero Ebury apuesta por las monedas de alto riesgo, especialmente las de los mercados emergentes, en previsión del fin de las subidas de tipos por parte de los bancos centrales y la posibilidad de que las caídas de la actividad global no sean tan severas como se espera actualmente.
En un informe presentado este jueves titulado "Qué esperar en el mercado de divisas en 2023", la entidad remarca que un giro moderado de la Reserva Federal estadounidense (Fed), junto a la resistencia de las economías ante posibles recesiones, "movería al alza a la mayoría de divisas frente al dólar".
Los analistas de Ebury han destacado que el dólar alcanzó el pasado septiembre su nivel más alto en dos décadas ante el rápido ciclo de subidas de los tipos de interés por parte de la Fed y la preferencia que los inversores le otorgaban como valor refugio en un año marcado por la alta inflación y la incertidumbre.
Asimismo, pronostican que el descenso de las tasas de inflación hará que la Fed detenga las subidas de tipos en su reunión de marzo, una estimación que en el caso del Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra (BoE) se extiende hasta mediados de 2023.
A contracorriente de la tendencia de las principales divisas, según Ebury, estaría el yen japonés, que ha perdido su estatus de moneda refugio por la política monetaria expansiva del Banco de Japón (BoJ), sin embargo, señalan que esa postura podría cambiar en el segundo semestre del año.
Los países emergentes, que fueron de los primeros en endurecer su política monetaria, se encuentran ahora en un escenario más favorable para relajar esas políticas, y de acompañarles la Fed (el dólar ha perdido el 8,5 % de su valor desde septiembre), tendrían un largo recorrido de apreciación.
En ese sentido, desde Ebury recuerdan que las divisas latinoamericanas fueron las que mejor comportamiento mostraron en 2022 respecto al dólar pese a que "siguen estando infravaloradas" y destacan que el real brasileño se apreció el 5,6 %; el peso mexicano, el 5,3 % y el sol peruano, el 5,1 %.