Tokio, 25 oct (EFE).- Japón habría invertido una suma récord de más de 5 billones de yenes, unos 34 millones de euros, en la intervención que habría llevado a cabo a finales de la semana pasada para frenar la caída del yen, según sugieren datos oficiales.
La estimación, realizada por diversos actores de los mercados financieros y publicada este martes por medios locales, ha sido elaborada a través de datos publicados por el Banco de Japón (BoJ).
El banco central japonés informó en la víspera de que esperaba para hoy una caída de 1,18 billones de yenes (8 millones de euros) en su cuenta corriente de "fondos del tesoro y otros", comparado con su pronóstico anterior de aumento de 4,3 billones de yenes (29,2 millones de euros), una brecha atribuida a la intervención.
Las autoridades japonesas no han querido confirmar si ejecutaron o no dicha operación, pero cualquier transacción de este tipo se liquidaría en dos días hábiles, lo que encajaría con la especulada intervención acometida el viernes en horario de las negociaciones en Nueva York.
Los rumores sobre esta intervención se dispararon después de que el yen subiera rápidamente desde casi 152 unidades con respecto al dólar a la franja baja de las 146 unidades el pasado viernes.
Este lunes la divisa japonesa también mostró una alta volatilidad respecto al billete verde, por lo que se especula que Japón podría haber intervenido repetidamente, algo que no se ha confirmado.
El Gobierno nipón intervino el pasado 22 de septiembre cuando la divisa japonesa superó la barrera de las 145 unidades por dólar y en aquella ocasión se estima que el desembolso fue de unos 2,8 billones de yenes (19 millones de euros), una cifra que quedaría eclipsada por las estimaciones récord de esta aparente nueva intervención.
La de septiembre fue la primera intervención desde 2011 dirigida a sostener el valor de la moneda nacional y la primera que involucró compra de yenes desde 1998.
Entre los factores de esta acelerada depreciación del yen está el distanciamiento cada vez mayor de las políticas monetarias de EE.UU. y los principales bancos centrales europeos -que están optando por agresivas subidas de tipos- y la del Banco de Japón (BoJ), que está optando por mantener su estrategia de tasas ultrabajas.